Definición y hallazgos humanísticos

El filósofo inglés Julián Huxley libró una intensa batalla para pretender, por lo menos, lograr una definición del humanismo, allá en los ya pretéritos años 60.

Su logro mayor fue establecer que “Hoy, el hombre del Siglo XX en el proceso evolutivo está adquiriendo al fin conciencia de sí mismo, y comenzando a auto estudiarse, con el propósito de orientar el curso futuro” de su vida.

En este sentido, consideró que el “conocimiento humano, elaborado por la imaginación humana, aparece como la base de la comprensión y la creencia humana, y como guía final hacia el progreso humano. La elaboración del conocimiento primario, de acuerdo con las fórmulas humanistas, puede producir ideas y principios que iluminan la condición humana en general, y que poseen la más amplia gama de aplicación particular”.

De vivir en este tiempo, el humanista inglés diría que si bien el hombre ha encontrado muchos horizontes y visiones para dirigir su existencia, existe una profunda desorientación acerca de lo que siente y de lo que puede hacer de su vida y -obviamente- en cuanto a los demás en tiempos futuros.

En la actualidad, se observa que las personas se aíslan, no son ya afectas a constituir grupos de amistad e inclusive organizaciones institucionales, al contrario de lo que ocurría en el pasado. Pareciera que ahora se imponen la desconfianza y el individualismo. Y cuando se produce un agrupamiento ocasional, entre varones, la preferencia es beber hasta embriagarse y muchas veces hasta el punto de perder la conciencia.

De esta manera se produce una pérdida del humanismo, que es un sistema de ideas y de relaciones sociales con tendencias positivas. Ante las circunstancias actuales, no existe el afán de crear organizaciones que no sólo pueden ser para el simple cultivo de la amistad, sino dedicarlas a una variedad de posibilidades, de realización unitaria y colectiva.

Acerca de ello, Huxley expresaba que “A la luz de la visión evolutiva, el individuo no tiene por qué sentirse como una ruedecilla sin importancia en el espectro social, ni como la presa impotente y el juguete de vastas fuerzas impersonales. Puede hacer algo para desarrollar su propia personalidad, para descubrir sus talentos y posibilidades, para interactuar personal y fecundamente con otros individuos, con el propósito de descubrir parte de sus propios significados humanos y sociales. Si lo logra en su propia persona está realizando, en medida importante, la posibilidad evolutiva; está aportando a su propia calidad personal a la realización del destino humano y adquiriendo la certeza de su propio significado en el más vasto y duradero conjunto social del que forma parte”.

Sin embargo, no todo es cuestión de regirse por normas de una u otra naturaleza. La vida humana puede ser más sencilla, como, por ejemplo, llevar una existencia organizada, tomando en cuenta todos los elementos de su entorno y de su hogar, los cuales siempre son sanos y proveedores de tranquilidad y mejor si pueden aportar al bienestar de todos sus componentes, incluyendo la posibilidad anhelada siempre, la felicidad.

Sin duda, el ingreso económico es el factor decisorio para que ello sea factible. De ahí la imperiosa necesidad que existe de trabajar, sea con los medios propios o el empleo. Empero, en uno y otro extremo, el comportamiento individual determina que sea satisfactorio o desventurado.