Milton L. Lérida Aguirre
ANTECEDENTES
Los maremotos del 13 de agosto de 1868 y del 9 de mayo de 1877 que sufrió la costa del Litoral y sobre todo la sequía del año 1878 llevaron al gobierno del Gral. Hilarión Daza a tomar la decisión de imponer 10 centavos por cada quintal de salitre exportado a la Compañía de Salitres de Antofagasta, empresa que había sido beneficiada con las concesiones hechas en el Litoral en 1868.
El comisionado boliviano Belisario Peró logró, en nombre de la mencionada compañía, un acuerdo el 27 de noviembre de 1873, sin embargo el acuerdo debía ser ratificado con cargo de dar cuenta a la próxima legislatura, pero el presidente Tomás Frías fue derrocado por el Gral. Daza y la ratificación del acuerdo con la empresa anglo-chilena no se cumplió.
El gobierno del Gral. Daza se vio enfrentado con la sequía de 1878, y el diputado Francisco Buitrago propuso que se debía volver a tomar en cuenta las negociaciones de Peró, añadiéndole el impuesto de 10 centavos por quintal de salitre. El Parlamento lo sancionó y el gobierno de Daza lo promulgó inmediatamente el 14 de febrero de 1878.
El representante de la empresa, George Hicks, protestó ante el Prefecto del Litoral, Narciso de la Riva, porque vulneraba el Art. IV del tratado de 1874, que señalaba “…los capitales chilenos no quedarán sujetos a más contribuciones de cualquier clase que sean que las que al presente existen”.
LA ESTRATEGIA CHILENA PARA INVADIR EL LITORAL
El problema de los 10 centavos era entre el gobierno boliviano y la empresa privada Compañía de Salitres de Antofagasta, sin embargo el gobierno chileno intervino como si fuera un problema del Estado chileno con el Estado boliviano.
Ahora el gobierno chileno emplea la misma estrategia de 1879 para apoderarse de las aguas del Silala por la vía judicial.
Conocemos que las regiones 1 y 2 de Tarapacá y Antofagasta no cuentan con fuentes de agua importantes y ven la posibilidad de aprovechar los recursos hídricos del Silala, el Caquena, el Lauca, aguas del Sacaya, y otros, que están ubicados a lo largo de la frontera entre Chile y Bolivia, además del Lago Titicaca.
Por otro lado, los chilenos están succionando las aguas existentes en territorio boliviano de forma subterránea, por ejemplo, las aguas del Abra de Napa, del cantón San Pablo de Napa, provincia Daniel Campos, Potosí. Allí los bofedales se encuentran secos, porque las aguas fueron succionadas desde territorio chileno en beneficio de las empresas chilena que operan en el lado chileno.
CHILE PRETENDE APROPIARSE DE LAS AGUAS DEL SILALA
La demanda de Chile contra Bolivia, sobre las aguas del Silala, tiene el objetivo estratégico de apoderarse de nuestros RRNN, mientras que el gobierno boliviano nada hace por sentar soberanía y menos aprovechar estas aguas, en toda la frontera con Chile, a favor del desarrollo agropecuario boliviano.
Así, por ejemplo, las aguas del Sacaya pueden servir para desarrollar diversos proyectos o aprovechar las aguas del río Lauca significaría un gran impulso para el desarrollo de las comunidades situadas en las riberas, pero hasta la fecha nada se hace.
LOS BOLIVIANOS DEBEMOS ESTAR EN ALERTA
Los funcionarios del gobierno actual no tienen, parece, la capacidad patriótica para sentar soberanía en la frontera. Alertamos que la estrategia chilena es apoderarse de todos los recursos hídricos que Bolivia posee en la frontera.
El aviso va dirigido, especialmente, a los pobladores que viven en toda la frontera con Chile, porque, a decir verdad, al gobierno nada le importa y cuidado que pase como en el caso de las aguas del Silala, ya que el actual gobierno nada hizo y por hablar mucho, hoy tenemos que enfrentar una demanda de Chile, como si este país fuera codueño de las aguas del Silala.
El autor es economista.
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