Publicidad

    

Empoderamiento sexual

Conoce tu deseo y exprésate

Denise Tempone


 GALERÍA(2)

Tu cuerpo no es solo lo que ves. Tampoco es únicamente ese conjunto de procesos fisiológicos tan misteriosos que a veces no entiendes ni el caudal asombroso de información que encierran tus genes. Tu cuerpo es el eje de muchos campos de batalla. Sobre él se tienden silenciosas redes de creencias, preceptos aparentemente incuestionables, discursos, cultura, educación y hasta religión. Bajo todo eso (o por encima), además, aún queda espacio para las fuerzas del instinto.

En los cuerpos femeninos, todos estos cruces biológicos y culturales son especialmente complejos. Reconocerlos, comprenderlos y, de ser necesario, desarticularlos es una tarea que requiere nuevas formas de pensarnos. Cuando esta tarea está orientada hacia la autoaceptación, el disfrute y la integración de otras formas de belleza y placer, su resultado es el tan aclamado “empoderamiento”.

Y aunque bien sabemos que este empoderamiento se viene dando en diversos ámbitos -como el económico, el político y el social-, ninguna de estas áreas de nuestra existencia se desliga de lo sexual. Después de todo, es a través de nuestro cuerpo que salimos al mundo y es a través de él también que -por ser mujeres- muchas veces se nos agrede o humilla y se nos ha enseñado a sentir culpa y vergüenza. ¿Cómo desenredarnos de las redes que sujetan nuestros cuerpos?

¿EN QUÉ CONSISTE EL PROCESO DE EMPODERAMIENTO SEXUAL?

¿Qué eres o dejas de ser por mostrar abiertamente tu cuerpo sin complejos, expresar abiertamente tu deseo, pedir lo que te gusta hacer en la cama o permitirte explorar fuera de la convención? ¿Qué eres por no hacerlo? ¿Eres acaso menos mujer si no te muestras o si no seduces bajo las convenciones del mercado del deseo? Deconstruirse es tener las agallas para mirar de frente aquello que nos enseñaron a creer en el contexto en que crecimos, un contexto repleto de “verdades” intocables durante mucho tiempo, a veces siglos.

Y entonces, darnos el permiso para preguntarnos de dónde pueden haber surgido esas verdades, a quién le convinieron si a nosotras no y si nos están permitiendo tener vidas más ricas y expansivas o si, por el contrario, nos mantienen asustadizas, como si fuéramos nenas y no mujeres.

Un ejemplo de esto son las creencias sobre la menstruación que se han mantenido intocables a lo largo de la historia. Estas ideas -que todas ya conocemos- siempre están asociadas a lo “sucio” o “incapacitante”. Y a veces están tan arraigadas que no nos dejan construir otros sentidos mucho más positivos o, al menos, interesantes y honrados a su alrededor: la conexión con la naturaleza imparable en nuestro cuerpo, la conexión con nuestra sensibilidad y los múltiples mensajes que nuestra sangre puede contener.

CUESTIONAR LO DADO

Esto trae una interesantísima posibilidad de crear lo nuevo. Si los modelos que existen no nos representan, no nos cierran, no nos hacen bien y nuestra cultura no nos ofrece otros..., ¿por qué no aprovechar la era de la información en la que vivimos para comprender los que llegan de otras culturas, otros contextos y otras cabezas? Es parte de muchos talleres de empoderamiento sexual acercar representaciones distintas de los procesos naturales que son los mismos en cada mujer de este planeta. Uno de los más interesantes es, por ejemplo, la representación que se nos hace de la menopausia. Mientras que en nuestro contexto, la llegada de la menopausia pareciera ser el momento de “desaparición” de la vida social, de pérdida de valor como objeto de deseo y de “vencimiento” como ser sexual, es interesante enterarse de que desde otras cosmovisiones se trata de un momento de “pasaje de energía” que se celebra como la posibilidad de desligar el placer sexual de la reproducción y de cambiar nuestra relación con el mundo.

HERMÁNATE CON LO DIFERENTE

La idea detrás del empoderamiento jamás es imponer una forma de vivir la sexualidad por sobre otras ni que hay una manera de disfrutar más correcta que otra. Todo es válido, nadie puede dictar cómo hay que ser para entrar al mercado del deseo: flaca, pulposa, joven, sana, educada, heterosexual, fértil, soltera y otras decenas de requisitos que a veces nos mantienen tan exigidas. Acá, el único “enemigo” es el pensamiento homogeneizador, el que baja línea, el que quiere domesticar esas zonas indomesticables, como el deseo y el amor.

PONLO EN PRÁCTICA

1 Conócete. Te recomendamos un corto animado francés llamado “Le clitoris” (está disponible en YouTube), que, de una manera amena y clara, habla acerca del único órgano humano diseñado únicamente para sentir placer.

2 Desinhíbete. Haz cosas que usualmente no haces. Para cada una es algo diferente, quizás es empezar a hablar en la cama o disfrutar de una búsqueda porno que no sueles hacer. Además, puedes reservarte una charla íntima con una sexóloga o escribir tus fantasías en un diario.

3 Respira. Experimenta lo mucho que la respiración influye en la excitación y la llegada al orgasmo.

4 Ejercita la zona pélvica. Aprende ejercicios para la musculatura pélvica que te ayuden a desbloquear tu movimiento y a dejar de sentir que esa zona de tu cuerpo es un misterioso agujero negro. Pero también, baila, activa de mil maneras tu cadera.

5 Únete a otros mundos. Aprende cómo viven sus sexualidades las personas que no comparten tu orientación ni tu identidad sexual.

6 Desbloquea. Si sientes que la expresión de tu propia sexualidad está un poco trabada, entérate de esto: el sexo es orgánico. No dudes de tu fuerza natural de amar y desear. A veces le metemos mucha cabeza y eso traba el movimiento natural que, cuando tiene que suceder, sucede.

 
Revistas
Publicidad
Portada de HOY

JPG (512 Kb)


Publicidad

Sociales

"Works" de Joaquín Sánchez

Joaquín Sánchez junto a sus obras.


Cotizaciones
1 Dólar:6.96 Bs.
1 Euro:8.34 Bs.
1 UFV:2.25691 Bs.

Impunidad
Publicidad