Falta de pasarelas pone en peligro a los peatones

Por más de un año los peatones que a diario bajan de El Alto a La Paz exponen sus vidas por falta de pasarelas, las mismas que fueron demolidas para dar paso a la ampliación de la vía. Cada jueves y domingo centenares de personas circulan por la denominada “curva de la 16 de Julio”, en plana autopista para acudir a la feria alteña exponiéndose al peligro.

La pasarela que existía en el lugar fue demolida y ahora las personas que viven entre los límites de las ciudades de La Paz y El Alto, en el sector de la autopista, se ven obligadas a transitar por esa vía poniendo en peligro sus vidas por el aumento del flujo de motorizados en el lugar.

El problema se complica los días jueves y domingos, cuando cientos de personas circulan por la denominada “curva de la 16 de Julio”, en plena autopista, para acudir a la Feria 16 de Julio, sorteando las deficientes condiciones de la vía que conecta las ciudades de La Paz-El Alto.

Los perjuicios y peligros que ocasionan las obras inconclusas de la autopista, por tanto tiempo, son grandes, porque en las noches no hay suficiente iluminación, por lo que los vehículos que transitan por ella corren riesgos, pues no hay señalización óptima y la oscuridad no permite un tránsito normal de movilidades; los escombros están por todo lado y se nota descuido.

En un recorrido que hizo EL DIARIO, pudo experimentar los problemas que un peatón debe enfrentar para pasar de un lado al otro de la vía en construcción.

Las personas hacen largas filas en plena vía, eludiendo a los motorizados que circulan en ambos sentido por un sólo carril de la autopista, en tanto que el otro se encuentra aún en construcción. Esta anómala situación se prolonga ya por un año y no hay indicios de cuándo será concluida la obra. Esta situación de tanto riesgo y por una vía que une nada menos que a dos ciudades gemelas no hay quien se ocupe de ella, pese a existir un Gobierno Central, una Gobernación y dos alcaldías.

Vanos son los esfuerzos de un obrero de la empresa constructora que, con bandera roja en mano, intenta poner orden y detener el tráfico vehicular para que las personas pasen la vía. A ello se suma la larga fila de minibuses que esperan a los pasajeros.

La falta de señalizaciones es otro de los problemas existentes, además de la falta de consideración de los conductores que no toman en cuenta el peligro que enfrentan ellos mismos y peor todavía los peatones, pues imprimen grandes velocidades por la vía, lo que determina que que las personas circulen al otro lado de la vía, donde la maquinaria pesada (tractores, aplanadoras, grúas y volquetas), continúan compactando el terreno, todo lo cual sobrellevan, tanto en su tránsito por la vía y por las condiciones ambientales que atentan contra la salud de los infortunados transeúntes.

DE LA OBRA

La obra fue iniciada en febrero de 2017 y debía entregarse en diciembre del 2017, empero la empresa portuguesa Levon retrasó los trabajos y dice que en junio próximo entregará la obra totalmente terminada. Ahora, está por verse el cumplimiento de los planes de la empresa portuguesa.

La obra está demandando la inversión de 36,4 millones de dólares, en la construcción, supervisión y fiscalización del proyecto.

El 27 de octubre de 2017, el Gobierno rescindió el contrato con la empresa coreana Dohwa Incoplan, supervisora de la obra, por incumplimiento del contrato de la obra bajo su supervisión y responsabilidad. Hoy la supervisión está a cargo de la empresa estatal ABC. El contrato entre la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) y la empresa Levón contempla la ampliación y rehabilitación de la autopista de 10,46 kilómetros.

Las obras consisten en el cambio de la carpeta de rodadura del tramo, ampliación a seis carriles (tres en cada sentido), además de la mejora del sistema de drenaje y la reposición de al menos siete pasarelas.