Modelos económicos más “humanos”
• La psicología y sociología ayudan a mejorar el desarrollo de la economía del comportamiento, para mejorar las políticas públicas en países de la región
La economía del comportamiento ha tomado fuerza como un instrumento para crear políticas públicas que se adapten a la manera de pensar y tomar decisiones de los ciudadanos. Esta rama de la economía busca comprender el raciocinio de las personas de una manera más “humana” para crear modelos económicos que se asemejen más a la realidad, entendiendo que las personas actúan de una u otra manera (no siempre racional) en base a diferentes “sesgos”, señala un artículo publicado por Bertha Briceño, Arianna Orozco y Marcela Galvis Restrepo.
Bertha Briceño, Arianna Orozco y Marcela Galvis forman parte de la División de Gestión de Conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo, donde apoyan los equipos de proyectos y las agencias ejecutoras en incorporación de evidencia y lecciones de la experiencia en el trabajo operacional.
El año pasado (2017), el economista Richard Thaler fue galardonado con el Premio Nobel de Economía por sus investigaciones relacionadas a la economía del comportamiento. Antes que él, otros economistas-psicólogos como Daniel Kahneman y Amos Tversky también habían sido reconocidos por sus investigaciones en esta rama.
La capacidad que la economía del comportamiento ha traído para innovar en políticas públicas ha traído un creciente interés en esta ciencia. Por ejemplo, Dan Ariely, profesor de la Universidad de Duke, explica qué es la economía del comportamiento y en qué se diferencia de la economía clásica; y resalta que ambas responden a las mismas preguntas, pero para la rama que mezcla la economía con la psicología y sociología, los seres humanos no somos seres racionales.
Por otro lado, el artículo, “Homo economicus” vs. “homo sapiens”: Economía del comportamiento y Política fiscal”, ilustra cómo se ve en la práctica la persona racional de los modelos económicos clásicos y la persona irracional que se destaca en la economía del comportamiento.
DIFERENCIAS DETERMINAN DECISIONES
Asimismo, existen diferentes sesgos que determinan las decisiones, y en la publicación “Empujoncitos sutiles”, se habla sobre la economía del comportamiento en intervenciones de salud pública, pero comienza planteando los sesgos principales que afectan la toma de decisiones.
La publicación discute cómo utilizar los principios de la economía del comportamiento para mejorar el diseño de las intervenciones de salud, ¿especialmente las relacionadas con enfermedades no transmisibles?, estimulando a los individuos a realizar cambios de costos, y son idóneas cuando los individuos parecen no estar tomando decisiones racionales sobre su salud.
La principal contribución de esa nota es orientar en el análisis del problema y el diseño de la intervención a profesionales que se desempeñan en el campo de la salud y no son expertos en economía del comportamiento. Para barreras y sesgos conductuales comunes que han limitado el éxito de las intervenciones tradicionales de salud (racionalidad limitada, fuerza de voluntad limitada y egoísmo limitado, por ejemplo) y de las soluciones existente (encuadre, contratos de compromiso e incentivos sociales, entre otros).
AMÉRICA LATINA
La economía del comportamiento está potenciando el desarrollo de América Latina y el Caribe. Desde el BID, hemos puesto a prueba estos conceptos para mejorar las políticas públicas y ayudar a los ciudadanos de América Latina y el Caribe a tomar mejores decisiones. Se han llevado a cabo experimentos e intervenciones en diversas áreas del desarrollo, señala Briceño.
Por ejemplo, aprende sobre cómo la economía del comportamiento puede mejorar los servicios de agua y saneamiento en Haití; o cómo pagar impuestos puede volverse algo contagioso (lo que nos hace pensar que las recompensas, cuando se habla de políticas públicas, funcionan).
En cuanto a la salud, conoce cómo se les puede dar “empujoncitos” (nudges) a los latinoamericanos para que lleven una vida sana; y cómo se puede mejorar la salud materna o aumentar el número de niños que reciben vacunas utilizando recordatorios.
RACIONAL
Para Carlos Scartascini, doctor y master en Economía en George Mason University (EEUU), la forma en que la gente toma decisiones no siempre es racional, aun cuando tienen información suficiente.
“Con contribuciones de la psicología, la economía del comportamiento incorpora la idea de que todos tenemos sesgos del comportamiento cuando tomamos decisiones, y que algunos de esos comportamientos se pueden cambiar. Incorporar esta visión más realista al diseño de políticas públicas puede volverlas más efectivas”.
Es por ello que sostiene que para orientar las decisiones de la gente en direcciones que mejoren sus vidas, los gobiernos pueden darles a los ciudadanos un pequeño empujón o “nudge”, al presentar los temas de cierto modo, sin prohibir ninguna opción.
TRIBUTARIO
Por ejemplo, el BID señala que han desarrollado un amplio conocimiento en cumplimiento tributario, que es clave en América Latina ya que alrededor de la mitad de la población no paga impuestos.
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