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Tratamiento con equipo puede ayudar

Enfermos renales sufren por falta de mayores recursos

• Las sesiones son muy penosas y caras, algunas instituciones el Gobierno ayudan poco y en ocasiones no proporcionan medicamentos.


Los expertos recomiendan evitar la enfermedad acudiendo a exámenes periódicos que pueden alertar sobre alguna dolencia.

Las máquinas de hemodiálisis entregadas por el Gobierno son insuficientes cuando los enfermos deben vivir con esta enfermedad sin poder tener acceso a un trasplante inmediato.

Maritza es una joven de 17 años, quien fue diagnosticada en un centro de salud público con deficiencia renal, luego de que ella presentara fiebre, vómitos y dolores musculares en todo el cuerpo.

El diagnóstico cambió radicalmente sus actividades y también el tipo de alimento, vestimenta e incluso conocer la reacción de la familia, cuando supieron que tres veces por semana debía realizar el pago de Bs 300 para comprar medicamentos y solicitar la purificación de su sangre mediante las máquinas de hemodiálisis.

CAMBIO DE HÁBITOS

El primer factor que genera el alejamiento de la familia, suele ser el económico, luego reconocer que deben modificar los alimentos, aspecto que no siempre es aceptado de buena manera.

“Es cocinar doble, con menos sal, grasa y cocinar dos veces a nadie le gusta, es por eso que aparte debo prepararme y comer casi sola, para que no me antoje o para que ellos no se sientan mal. Es todo un cambio, pero el gastos de dinero, mantenerse en las maquinas cuatro horas tres veces a la semana, es un sacrificio, porque a ninguna empresa le interesa contratar un trabajador que va a estar más tiempo en una máquina, que trabajando, se sufre”, lamentó.

Como Maritza, de acuerdo con el informe del Ministerio de Salud, se establece que para el 2018 el 86% de personas con enfermedad renal crónica habita en el eje troncal del país.

TODO EL PAÍS

“Del total de pacientes con enfermedad renal crónica, el 29.05% se encuentra en el departamento de Cochabamba; el 28.74% en Santa Cruz; 28.59% en La Paz; el 3.66% en Tarija; 3% en Oruro; el 2.42% en Chuquisaca; 2.03% en Potosí; el 1.75% en Beni y 0.76% en Pando”, indica el informe.

Pese a las inversiones realizadas por el órgano Ejecutivo en la adquisición de máquinas de hemodiálisis, las mismas continúan siendo insuficientes y los pacientes detectados con esta enfermedad aún deben realizar gastos continuos para su tratamiento, que puede durar años, mientras se amplía la lista a la espera de donantes que permitan el trasplante de riñón.

De acuerdo con el informe de la instancia de salud, existiría en el país 242 máquinas de hemodiálisis a 30 establecimientos de salud del país, de los cuales 72 fueron destinadas a La Paz; 56 a Cochabamba; 43 a Santa Cruz; 15 a Chuquisaca; 12 a Oruro; 20 a Beni; 10 a Tarija; 9 a Beni y 5 para Pando.

FUTURO FRUSTRADO

Pero las cifras no aminoran el gasto y menos la preocupación de la población en edad productiva, que son diagnosticados con enfermedades renales, porque como Maritza, muchas jóvenes deben saber que su condición no solo complica diferentes condiciones sociales, como la posibilidad de encontrar una fuente laboral, sino la postergación de otros desarrollos personales.

“Yo quería seguir estudiando, pero con mi enfermedad debo trabajar de lo que sea para pagar mis gastos, tampoco puedo planificar en hacer familia, porque cuando le dije a quién era mi pareja que me diagnosticaron que presentaba una enfermedad renal, este se alejó y cuando me dijo que yo no podía ser madre porque no solo complicaría mi condición, sino que causaría algún problema al neonato, decidió dejarme y ahora no quiero ni pensar en enamorarme”, afirmó.

TRATAMIENTO PENOSO

Para una persona que se somete a una hemodiálisis, el proceso es cansador porque además de que deben estar sentadas o recostadas por varias horas, la fuerza de la máquina que literalmente extrae su sangre para luego volverla a bombear los deja completamente agotados.

Las náuseas, dolores de cabeza, dolores de espalda, mareos y otros síntomas son frecuentes durante las sesiones a las que se someten tres veces por semana.

Pero el acompañamiento de la familia puede permitir poder sobrellevar esa etapa, aunque Maritza alguna vez pensó en suicidarse como resultado dela cuadro de presión que genera no solo la enfermedad, los medicamentos, sino en las condiciones que enfrenta.

 
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