No perdonará

La Paz, “cuna de la libertad y tumba de tiranos”, no perdonará a quienes desalojaron, de la histórica plaza San Francisco, el monumento, en granito, destinado a honrar a su hijo más representativo: Andrés de Santa Cruz, glorificado en todos los tiempos. Paceño de cepa y no advenedizo oportunista. Lo demás es cuento o anécdota de poca monta.

Él, recordemos, murió en el ostracismo, lejos de la Patria a la que tanto amó. Y su monumento parece que corre la misma suerte, condenado a perecer por decisión de aquellos políticos con aires de omnipotencia.

El Mariscal de Zepita no fue un servil e insignificante ministro de Estado ni parlamentario “levanta mano”, menos un envanecido burgomaestre, sino un visionario militar-político, que cuando “lo llaman personas y entidades de valor local y regional” (1), de la tierra de Velasco Alvarado, se propuso fusionar los destinos de dos países, hermanados por historia, cultura y tradición, en torno a la Confederación Perú- Boliviana.

La ingratitud es inmensa como el océano Pacífico. Y a propósito de éste, “una de las grandes medidas del Mariscal Santa Cruz fue crear durante la Confederación, la Aduana Común de Arica, cuyos ingresos se repartían entre los estados de Bolivia y el Sur peruano” (2). He ahí la verdad que quema a sus gratuitos detractores de hoy y de ayer.

La inquina de sus adversarios lo ha destruido, en vida. Y trata ahora de destruir no sólo su memoria sino su imagen. Prueba de ello es el desalojo de su monumento de la plaza San Francisco. Con esta actitud se busca tender cortinas de olvido para obviar la vigorosa personalidad del paceñísimo Mariscal de Zepita.

Ciertamente que los políticos, con pocas excepciones, son fatuos, indiferentes y desagradecidos, en el momento de distinguir las acciones políticas consistentes y coherentes de nuestros mayores, que consolidaron el proceso republicano, iniciado en 1825. Que contribuyeron con su esfuerzo, entusiasmo y sacrificio a la construcción de la Patria.

En suma: es imperioso restituir o reubicar el monumento del Mariscal Santa Cruz en un lugar apropiado de la ciudad de La Paz.

(1).- Godofredo García Rendón: “La problemática jurídico- internacional de las relaciones entre Bolivia, Chile y Perú”. Editorial Letras, La Paz-Bolivia, 1964, pág. 29.

(2).- Raúl Barrios (Editor): “Bolivia, Chile y Perú: Una opción cooperativa”. Centro de Información para el Desarrollo, La Paz-Bolivia, 1997, pág. 27.