Dios nos libre de que el régimen imperante vaya a pretender meter sus manos en la distribución de las regalías departamentales, porque Santa Cruz, como en los años 50, tendría que movilizarse plenamente para, otra vez, empezar con los justos reclamos por sus regalías, que nos dejó nuestro coterráneo el presidente Germán Busch.
Donde mete sus manos el gobierno provoca caos. Y el caos se vuelve doblemente intrincado si de por medio están los intereses cruceños. Existe un karma maligno contra Santa Cruz en el Estado Plurinacional; hay una inclinación que parece atávica, que viene de lejos, que trata de frenar nuestro desarrollo, como si el crecimiento cruceño fuera peligroso para el bienestar de Bolivia. Son consecuencias de las irresponsables acusaciones que todavía hoy, en estos días del Siglo XXI, hace el régimen sobre una presunta intención secesionista de los cruceños. Nos lo dice S.E. en nuestra cara.
El pleito de Incahuasi es un asunto solucionado porque es parte de nuestro departamento, sin ninguna discusión por lo menos hasta que se encontró gas. Entonces, con el gas, reclamó Chuquisaca y ahora se ha creado una verdadera trifulca nacional porque los chuquisaqueños dicen que el yacimiento es compartido y que, por tanto, los beneficios que produzca, también.
Cómo no vamos a reconocer las necesidades de Chuquisaca, una región con escasos recursos. No nos negaríamos a compartir con ellos lo que fuera justo. Pero Santa Cruz, que se la muestra como un emporio de riqueza, como una tierra de promisión para tantos compatriotas, resulta ser una de las regiones más necesitadas del país si se mide su ingreso per cápita. Sucede que nuestra ciudad, próxima a los dos millones de almas, debe tener los extramuros más pobres de Bolivia, donde se concentra la mitad de sus habitantes. Esos moradores requieren agua, luz, teléfono, calles asfaltadas, alcantarillado, transporte, canales de desagüe, mercados, y todo lo necesario para vivir con un mínimo de dignidad. ¿Es posible hacerlo? No. ¿Somos tan ricos entonces? No lo somos, pese a que tenemos la mayor producción de alimentos del país.
Con todas esas necesidades, que no son para los “oligarcas”, el ministro Arce Zaconeta interfiere la separación de poderes en el Estado y se dedica a administrar justicia anunciando un proceso contra el juez Alberto Guzmán que falló a favor de descongelar las regalías de Santa Cruz por Incahuasi. Ese es un ataque desembozado contra la región, donde el ministro Arce debe tener cuidado.
Y entre los dudosos defensores de Santa Cruz, el ministro Romero, nos quiere meter los dedos en la boca, diciéndonos que hemos aumentado extraordinariamente nuestros ingresos por renta petrolera, pero se guarda de expresar que no se debió a dádivas del gobierno, ni a una mayor producción, sino a los precios internacionales. Siguiendo con las insoportables comparaciones que hace S.E. nos dice Romero que en el 2017 se invirtió 422 millones de U$ en exploración y que en el 2005 solo 11. No dice que pasaron 12 años y que 422 millones de U$ es una miseria si se quiere explorar el gas en serio, antes de que incumplamos con nuestros contratos internacionales.
Ya es tiempo que dejemos de aplaudir tanto a los jerarcas del masismo y más bien que les digamos de frente que no nos perjudiquen tanto. No necesitamos que nos digan que somos maravillosos, con que nos digan lo que piensan francamente nos daríamos por satisfechos.
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