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I

El maíz transgénico amenaza la riqueza genética del Chaco boliviano

Néstor Cuéllar Álvarez

El maíz es originario de América, está disperso en todo el mundo y ha contribuido sustancialmente a la alimentación de la humanidad. Los pueblos agricultores del suroeste de México hace miles de años modificaron de manera natural el teosinte (planta silvestre) para lograr su transformación en lo que hoy conocemos como el cultivo de maíz (Miranda, 1998). Por otra parte, del total de 260 razas de maíz descritas para América, 132 son originarias de la zona andina (Goodman y Brown, 1998).

Se considera a Bolivia como centro de origen de maíces nativos y se afirma que en el país se han clasificado 7 complejos raciales (alto andino, amazónico, perla, morocho, harinoso de los valles templados, pisankalla y cordillera), aspecto que confirma una vez más la gran riqueza y biodiversidad genética de nuestro país. Sin embargo, nos encontramos en alerta por ciertas medidas y políticas públicas que han viabilizado la introducción de maíz transgénico desde países vecinos.

En la campaña 2015/2016 una prolongada sequía afectó la producción agropecuaria y forestal en diferentes regiones del país y en el Chaco las pérdidas en la producción de maíz fueron alarmantes. En respuesta a ello, el 02 de agosto del 2016 el gobierno nacional emitió una serie de decretos supremos para paliar la difícil situación que vivieron los productores y otros sectores productivos afectados por la sequía. El Decreto Supremo N° 2857 facilitó la importación de maíz desde Argentina donde la producción de transgénicos como maíz Bt (Bacillus thuringiensis) y RR (Roundup Ready) alcanza el 96% del total cultivado, siendo previsible el ingreso de maíz transgénico al país. Esta medida aunque de importación vulneró la Constitución Política del Estado y leyes que de ella se derivan: el artículo 255 de la nueva constitución en su parágrafo II, inciso 8 que indica “… seguridad y soberanía alimentaria para toda la población; prohibición de importación, producción y comercialización de organismos genéticamente modificados y elementos tóxicos que dañen la salud y el medio ambiente”; la Ley N° 144 “Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria” y la Ley N° 300 “Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para vivir bien”, también hacen referencia a la restricción en el uso y manejo de los transgénicos en el país.

Existen diversas evidencias basadas en estudios y notas de prensa que confirman la presencia de maíz transgénico en Bolivia. Las notas de prensa publicadas en El Deber afirman que en la campaña agrícola 2016/2017 se cultivó alrededor de 62.550 hectáreas de maíz transgénico en el departamento de Santa Cruz (14/08/2017), así como la importación de 87 toneladas de maíz amarillo transgénico argentino en el 2015 y que en el 2016 esta cifra se disparó hasta 98.0000 toneladas. Asimismo la publicación del 29/09/2017 señala que “productores revelan uso de semilla de maíz transgénico de contrabando” y la Cámara de Pequeños Productores del Oriente (CAPPO) indicó que sembraron 4.000 hectáreas de transgénicos en el municipio de Cuatro Cañadas.

En el 2017, CIPCA y Probioma realizamos un estudio basado en el análisis de la proteína CP4 EPSPS que se aplicó a muestras de semilla y granos de maíz recolectados en centros de comercialización mayorista y en casas comercializadoras de semilla de los municipios de Villamontes, Yacuiba, Camiri y la Charagua Iyambae, que confirmó una vez más la presencia de cultivos de maíz transgénico Roundup Ready (RR) evento NK603 en los campos agrícolas. Además de estarse cultivando maíz transgénico RR de manera ilegal el producto es cruzado artesanalmente con maíces híbridos y comercializado como semilla y grano en colonias menonitas de Pinondi, La Vertiente y centros de comercialización de productos agropecuarios. El estudio realizado también confirma que en la Colonia Menonita Pinondi (ubicada en Charagua Iyambae) se comercializa maíz transgénico con un precio que oscila entre 60 y 70 dólares americanos la bolsa de 50 kg, sin existir ningún control al respecto.

La presencia de maíz transgénico cultivado en el Chaco y específicamente en el departamento de Santa Cruz, sin duda pone en riesgo las más de 18 variedades nativas de maíz que se ha cultivado por generaciones, principalmente en las comunidades guaraní. Están en una inminente y silenciosa amenaza de ser contaminadas genéticamente y por ende resultaría en el mediano plazo en su pérdida total, situación que actualmente viven los agricultores en México.

Las variedades nativas de maíz amenazadas y que cultivan las familias guaraní se clasifican según su dureza, color y forma, por lo que se conocen las siguientes: variedades de maíz duro (avatiü o maíz negro, avatikuimbae o maíz amarillo, avatitivae o maíz perla), variedades semidura (avatirapua o maíz esférico) y variedades de maíz blando (maíz amarillo o avatiyu tätävae). Cada una de las variedades tiene un uso específico en la dieta alimentaria de las familias guaraníes.

 
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