La publicidad gubernamental en los últimos tiempos ha mostrado crecimiento económico de Bolivia y, sobre esa base, concibe la posibilidad casi segura de que este año se superará lo conseguido el año 2016 y con ello se aseguraría el pago del “doble aguinaldo”. Razones electoralistas muestran que el gobierno está dispuesto a jugar con cifras económicas no siempre acordes con la realidad; pero el diario vivir de la población muestra situaciones que son desesperantes, tanto por el aumento de la economía informal como por el cierre de muchas empresas y el decremento de empleo que ha adquirido condiciones preocupantes.
Cifras que muestran crecimientos de nuestra economía, lamentablemente no se basan en realidades que deberían mostrar los cuadros de producción, de exportaciones y aumento de empleo; tampoco se han producido inversiones que permitan colegir posibles éxitos. La verdad es que el crecimiento habido en los últimos años, especialmente desde el año 2010, se debe, íntegra y exclusivamente, al aumento de precios de las materias primas que exportamos -gas, minerales y alguna que otra materia prima agropecuaria como es el caso de la soya-.
Nuestro país no tiene razones para creer que “hubo crecimiento debido a la producción” cuando en los últimos años hemos decrecido en la producción de gas y minerales y los precios a nivel internacional han bajado notablemente; todo ello implicó que los ingresos del país hayan bajado y, en muchos casos, se compensó para los gastos con préstamos contraídos en la banca comercial foránea y organismos internacionales.
No hay mérito alguno para el gobierno que ha comprobado palpablemente que nuestros índices de producción han bajado y si hemos percibido mayor cantidad de dinero es debido, íntegramente, a los precios internacionales del gas y minerales. En síntesis, no se debería decir que hemos crecido por méritos propios.
Organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, la CEPAL y el Banco Mundial coinciden en que los criterios del gobierno sobre crecimiento de este año son demasiado optimistas porque, con casi certeza, se puede afirmar que el crecimiento de este año “no pasará del 4%”. Según el FMI en 2019 Bolivia bajará el porcentaje estimado para este año y crecerá 3.8 por ciento y en proyección a 2023 será 3.7 por ciento.
Señala la información: “Panamá y Paraguay crecerán 5.6% y 4.5% respectivamente”. La diferencia con Bolivia es que nuestro país debe su crecimiento a precios altos de lo que vende, gas y minerales; en cambio, Paraguay basa su crecimiento en la producción agroindustrial y ganadera. (Un ejemplo digno de ser imitado) (ED 19/4/18).
Reconocerlo cuesta mucho, pero la verdad es que los “éxitos financieros” no los debemos a la producción sino a los precios altos de materias primas que exportamos. En otras palabras, “nos dormimos en laureles de tener mucho dinero” y en ningún momento por méritos propios, que signifiquen óptima producción.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |