Einar Ayala Winkelmann
Por lo general, las personas buscamos obtener la mayor ganancia posible con nuestro pequeño capital, que para muchas familias representa varios años de ahorro y una serie de limitaciones. Pero se corre riesgo cuando alguien, conocido o no, nos ofrece ganancias por la sola entrega de nuestro dinero.
Un refrán popular indica que “cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”. Si bien esta frase creativa se convierte en una forma de prevenir un riesgo, está relacionada sobre todo al manejo del dinero, que por lo general nos llama a no confiar ciegamente. La desconfianza suele radicar, primero, en la sospecha, a partir de la poca credibilidad de la que goza el sujeto que ofrece grandes ganancias por el capital invertido. Segundo, es muy probable que quien ofrece tanta ganancia pueda tener intenciones ocultas, para ubicarnos posteriormente entre las víctimas por haber aceptado entregar dinero a una persona extraña o, peor, a un a un grupo de personas.
Solo en el departamento de La Paz, en la pasada gestión se ha denunciado la existencia de más de cinco organizaciones que ofrecían ganancias por capital invertido, utilizando la estafa piramidal, por la cual los intereses ofertados superaban las normas del sistema bancario. Los depósitos de diferentes sumas de dinero, incluidas joyas o documentos legales de propiedad de terrenos, para obtener supuestas ganancias, cientos de víctimas no pudieron recuperarlos de manos de los estafadores. En muchos casos deben invertir tiempo y dinero para los procesos judiciales contra personas aprehendidas como sospechosas de estafas.
A nivel nacional, en la pasada gestión hubo más de 4.000 denuncias de estafas, según el siguiente detalle: en Santa Cruz fueron atendidos 2.033 casos, Cochabamba con 819 casos, Chuquisaca con 458 denuncias, La Paz con 440 , Potosí con 300 denuncias, Oruro con 296, Tarija con 196 casos, Beni con 124 denuncias y Pando con 43 casos. Si bien estas denuncias fueron formalizadas ante las instancias de investigación, en su mayoría no se registra resultados sobre cuántas víctimas de estafa lograron recuperar sus ahorros, su capital invertido.
Es por eso que pese a que las jugosas ofertas que puedan hacer personas extrañas a nuestro entorno, mediante las redes sociales o vecinos, padres de familia del colegio de nuestros hijos, familiares, amigos y hasta compañeros de trabajo, es preferible mantener la desconfianza, hacer averiguaciones sobre la legalidad de estas empresas o personas. Finalmente, si el depósito económico no se realiza en una entidad bancaria, legalmente establecida y regulada, es mejor evitar riesgos mayores, bajo la frase “confianza ni en mi camisa”. Esta actitud le evitará pasar por procesos legales burocráticos, sin la garantía de recuperar lo invertido.
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