Rusia en la Segunda Guerra Mundial

El 23 de agosto de 1939 la Alemania nazi y la Unión Soviética firmaron un pacto de no agresión. Convenio germano-soviético para respetarse mutuamente sin apelar a las armas en la solución de conflictos.

El 1 de septiembre de 1939 comenzó la II guerra Mundial, las tropas alemanas mediante su tan mentada guerra relámpago invadieron Polonia y la derrotaron en poco más de dos semanas. Rusia se declaró neutral.

El 3 de septiembre de 1939, dos días después, Gran Bretaña y Francia, fieles al compromiso adquirido con Polonia, declararon la guerra a Alemania.

El 17 de septiembre de 1939, las tropas soviéticas, en evidente violación a todos los tratados y convenios se lanzaron por el este contra la retaguardia del ejército polaco que, desesperadamente y en las postrimerías de su rendimiento, se empeñó por el oeste en contener la arremetida alemana.

En tales circunstancias, al ejército soviético no le costó mayores sacrificios someter al casi exhausto ejército polaco. Y los soviéticos capturaron a una gran parte de sus combatientes. Cayeron casi todos los oficiales, alrededor de 9.000, incluyendo catedráticos, ingenieros, profesores, jurisconsultos, altos funcionarios de la administración pública, prelados notables, escritores, periodistas, industriales, comerciantes, o sea lo más valiosísimo de la nación polaca. Fueron llevados a Rusia y concentrados en los bosques de Katyn, como parte de un plan consciente de aniquilación de gente que podía poner resistencia al bolchevismo.

La masacre de Katyn fue monstruosa, fueron asesinados con premeditación y atrocidad por los rusos, como registra la historia. Esta masacre tuvo lugar no en acción de guerra, sino después de varios meses de terminadas las hostilidades con Polonia. No cabe la menor duda de la culpabilidad de los rusos, en la que ya ha quedado establecido como uno de los crímenes más repugnantes de todos los tiempos.

Después de la derrota de Polonia, Alemania, a comienzos de la década de los años 40 logró sojuzgar a la mayor parte de los países de Europa, con excepción de Gran Bretaña. Pero Alemania carecía de materias primas estratégicas para alimentar su industria bélica y Rusia había sido dotada por la naturaleza con mucha generosidad, más que cualquier otro país.

El 22 de junio de 1941 Alemania atacó a Rusia. Stalin había dedicado toda su energía a organizar un ejército permanente de proporciones nunca vistas ante el mundo, y que le sirviera también como puntal para la propagación de su ideología a nivel mundial. Pero no tuvo en esto mayor suerte, pues los alemanes derrotaron a ese ejército con facilidad y ocuparon la parte más importante del territorio ruso y pronto llegaron a las puertas de Moscú y Leningrado. A Rusia la salvaron las fuerzas aliadas, sobre todo las norteamericanas y seguidamente las inglesas. El Plan de Préstamos y Arrendamientos, implantado por los Estados Unidos, hizo posible que los rusos pisaran los talones a los alemanes.