Desarrollo, corrupción y pobreza

Por primera vez en la historia, la cantidad de personas que viven en extrema pobreza ha bajado, no solo en Bolivia, en el mundo, por lo cual el actual régimen de gobierno no tiene por qué manifestar que fue por su modelo económico, que nadie entiende, pues muchas medidas son neoliberales. El mundo nunca ha tenido metas tan ambiciosas en materia de desarrollo, como sucede hoy. Luego de la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la firma del Acuerdo de París sobre Cambio Climático a fines de 2015, la comunidad mundial está ahora evaluando las mejoras. Es más, el Banco Mundial está planeando iniciativas en áreas que son cruciales para poner fin a la pobreza, a más tardar en el año 2030, es decir buen gobierno, igualdad de género, creación de empleos, prevención y adaptación al cambio climático, entre otras.

En consecuencia, no es como pregona Evo Morales, que al actual gobierno se debe la disminución de la pobreza.

Hace 20 años el Banco Mundial consideró que la lucha contra la corrupción era una parte integral de la reducción de pobreza, hambre y enfermedades. La decisión fue pionera entonces y sigue vigente hoy. La corrupción desvía recursos destinados a los pobres, para dárselos a los ricos, genera una cultura de sobornos y distorsiona los gastos públicos, desalentando a inversionistas nacionales y extranjeros, obstaculizando la consecución de mayor desarrollo y creación de empleos, especialmente en un modelo de economía mixta, de Estado y Empresa Privada, que sería lo más recomendable.

El actual gobierno debe saber que la corrupción es solo un síntoma. El combate a la corrupción debe estar acompañado de esfuerzos para hacer un trabajo con justicia y transparencia, proveer servicios, brindar seguridad a los ciudadanos, y crear un entorno que fomente la creación de empleos. En Bolivia no se garantiza inversiones, ni buena gestión de gobierno, no se tiene instituciones eficaces.

La prosperidad y la calidad de las instituciones de un país habitualmente van de la mano. Los gobiernos que tienen instituciones bien administradas y responsables están en mejores condiciones de proporcionar bienes públicos y apoyar a un entorno propicio para crear empleos.

El desempeño del sector público es particularmente importante para los más pobres, quienes dependen de manera desproporcionada de servicios gubernamentales, y mejorar la prestación de servicios es esencial para salir de la pobreza.

Expertos del BM en alrededor de 100 países entregan conocimientos y capacitación a los gobiernos para fortalecer la administración del sector público y la gestión de las finanzas públicas, sistemas fundamentales para garantizar que los recursos fiscales sean gastados de manera eficiente, efectiva y responsable, evitando gastos dispendiosos. Se debe promover la transparencia y la rendición de cuentas para fortalecer la planificación y la evaluación de los programas y las políticas del sector público.

Lamentablemente, sectarismo político, insultos a organismos internacionales y países altamente desarrollados, calificándolos de derechistas, imperialistas, neoliberales, nos está conduciendo a un aislamiento, igual que ocurre con Venezuela.