Edwin H. Sutherland en la criminología clínica dio una explicación sobre el fenómeno denominado “Delito de cuello blanco” y modificó la idea de que la delincuencia sólo pertenecía a la clase baja. Se atribuye a este autor el mérito de profundizar aspectos criminológicos. No podemos decir que innovó el campo de estudio; sino que relacionó a la clase alta con la actividad delictiva. Uno de sus antecesores fue Morris, quién focalizó sus investigaciones en quienes por causa de su posición social, inteligencia y técnica para el crimen, tenían las condiciones para ser virtualmente inmunes a condenas. A este grupo denominó “Criminals of de uppenworld”.
Este concepto fue ideado y presentado en la reunión organizada por la American Sociological Society, en Filadelfia, en diciembre de 1939. Definió como “delitos de cuello blanco” a aquellos ilícitos penales cometidos por sujetos de elevada condición social, en el curso de su actividad profesional. En su libro desarrolló la problemática del delito, que a continuación expongo:
No limita el campo de estudio solo a hechos relacionados con la pobreza, porque así se deja afuera a un conglomerado de relevantes ilícitos.
La delincuencia de las empresas y de cuello blanco son reincidentes.
Son crímenes bien organizados. A diferencia del delincuente común, el de cuello blanco no se ve como delincuente.
Expresa públicamente adhesión a la ley, aunque en privado la quebranta y desprecia.
Es un delito oculto y una manera de lograr la inimputabilidad a través de expertos abogados.
Advierte que los ámbitos en los que son cometidos son bastante diversos y que los costos financieros son mucho más altos que con otros delitos.
Los estudiosos de este delito no mantienen un criterio de denominación, así que utilizan términos como: “delitos económicos”, “delitos financieros”, “delitos profesionales”, “delitos ocupacionales”, “crimen de los poderosos”, entre otros.
En este orden se destaca el “Psicodrama de Mergen”, que describe la estructura psíquica del delincuente de cuello blanco, siendo sus caracteres principales:
- Materialismo: sólo da valor a los bienes materiales.
- Su tensión patológica se libera con la ganancia, siendo su psicología similar a la del jugador.
- Egocentrismo: no alcanza a lograr afectividad, esta soledad la compensa mostrándose caritativo y generoso.
- Narcisismo: los hace soberbios, insensibles y se traduce a su situación social.
- Peligrosidad: porque no valoran límites éticos.
- Hipocresía: son fríos y se muestran generosos.
- Neuróticos: falta de conciencia de culpabilidad, se debe a que sus actos no los consideran delitos.
Otros autores consideran que la delincuencia de cuello blanco se distingue del resto por:
- La lesión de la confianza en el tráfico mercantil.
- Uso de la ingenuidad de la víctima, una especial astucia, apariencia legal del hecho y simpatía de la población.
- La circunstancia de que la sociedad tenga conciencia de la ilicitud del hecho, pero no de su trascendencia criminal.
- La imagen de honorabilidad del autor, debido a su posición y respetabilidad.
- La escasa visibilidad del delito.
- La volatilización de la cantidad de víctimas.
- Las estructuras anónimas de comunicación.
La investigación de Sutherland supuso un apartamiento de la criminología positivista implantada en Europa y se inscribió en las teorías predominantes de su tiempo, no implicó la ruptura con el modelo etiológico, sino que cambió la criminología, ya que frecuentemente se decía que el delito debía explicarse con los problemas psicológicos y no es así. La premisa es que la conducta humana está condicionada por múltiples factores biológicos, psicológicos o sociales y averiguar, en cada caso, cuáles de estas circunstancias hacen que la persona cometa un delito.
Fuente: Principios de Criminología, Dr. Mario Eduardo Corigliano.
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