Las protestas en Gaza y Cisjordania contra el traslado de la Embajada de EEUU a Jerusalén en el día en que Israel cumple 70 años se saldaron ayer con 58 muertos, siete de ellos menores, y más de 2.700 heridos, en una jornada en la que unas 40.000 personas participaron en marchas hacia la divisoria en la Franja palestina.
A pesar de que el presidente estadounidense, Donald Trump, asegura que el traslado de su legación y el reconocimiento de Jerusalén como capital israelí “servirá para avanzar hacia la paz”, la jornada de inauguración de la legación ha sido sangrienta, con el mayor número de muertos en un día desde 2014, reflejó EFE.
Según el Ministerio de Salud palestino, en las protestas han muerto 58 personas, en su mayoría jóvenes de entre veinte y treinta años y siete de ellos adolescentes.
Además, 2.771 personas han tenido que ser atendidas, más de la mitad de ellas por heridas de bala o metralla, de las que 51 están en estado crítico, otras por golpes y contusiones (varias de ellas de las latas que contienen los gases lacrimógenos) y el resto por asfixia a causa de su inhalación.