Seis de 10 pacientes incurren en riesgos de automedicación

La automedicación es un hábito común en nuestra sociedad especialmente en las familias que no cuentan con información adecuada sobre los riesgos en los cuales incurren.

Ingerir un fármaco sin prescripción médica podría traer consigo múltiples problemas de salud. De acuerdo al responsable de Farmacias de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Marcos Escóbar, seis de cada diez pacientes incurren en esa mala como peligrosa práctica.

Entre los principales riesgos sostuvo que esta peligrosa práctica puede, “disfrazar” la evolución de un padecimiento clínico de gravedad y con ello provocar el retraso de un diagnóstico y, por lo tanto, también retrasará el inicio del tratamiento médico, además de crear resistencia y por lo tanto disminuir la efectividad del fármaco utilizado.

GRAVE ERROR

Por lo general los tratamientos sin prescripción médica son erróneos, explicó que el organismo tiene la capacidad de subsanar los malestares que no son de gravedad, se requiere de varias semanas para identificar el virus y contrarrestarlos con las defensas, sin embargo el paciente no puede esperar ese tiempo.

Manifestó que todo medicamento tiene su efecto beneficioso y además de consecuencias colaterales, dependiendo del tipo de paciente que lo consuma y las características que presente. Los adultos mayores, niños, o personas con enfermedades (patología de base) presentan mayor vulnerabilidad porque podrían alterar los factores fisiológicos que precariamente suelen estar estabilizados en ciertas circunstancias.

ACIDEZ

Advirtió que las personas son susceptibles a problemas gastrointestinales porque todo medicamento tiende a elevar la acidez estomacal y produce molestias tales como náuseas y si un paciente es muy sensible puede provocar reacciones dermatológicas, irritaciones estomacales y hasta derivar en úlceras.

Ante cualquier síntoma de un desequilibrio en la salud, se debe acudir al médico para recibir una receta sustentada en el diagnóstico, existe la probabilidad de que en algunos casos no sea necesaria una medicación y el profesional realizará recomendaciones simples de promoción a la salud.

El uso de un antibiótico se justifica cuando hay evidencia de una infección comprobada y eso solamente puede ser determinado por un especialista, quien recomendará el tipo de medicación, la dosificación, el intervalo del mismo y tiempo del tratamiento.

La doctora Patricia Martínez, atribuyó que la mala organización en los sistemas de atención pública de salud ocasionan a veces que los pacientes opten por la automedicación; “Acceder a una consulta es demasiado difícil y el tiempo de espera para la cita médica es muy prolongado”, manifestó.

Asímismo indicó que el colapso de los centros de salud es otra arista de la problemática de salud en Bolivia por el que las personas acudan a fármacos no recomendados y porque la población no cuenta con el tiempo que exige una atención primaria en salud, ni siquiera frecuentemente en las unidades de emergencias.

Martínez, sostuvo que la ingesta de dosis inadecuadas, asimismo el incumplimiento de la ingesta en los días establecidos para el tratamiento (en especial con antibióticos) es susceptible a crear resistencia a los mismos y en una próxima oportunidad al medicar el mismo fármaco el efecto no será el mismo o incluso podría ser nulo.

COMPETENCIAS

Escóbar explicó que en una farmacia se pueden solucionar problemas menores considerando varios factores y características del paciente, (edad, patología, etc.) si realmente es un problema de resfrío se podría solucionar o dar consejos de la promoción de la salud y el autocuidado.

“Tenemos la capacidad de desarrollar la atención primaria, la promoción y prevención de la salud”, manifestó.

Al respecto, recomendó que un farmacéutico debe recomendar al paciente según las descripciones que realice, recalcó que se debe tener especial cuidado con ello puesto que cuando una persona presenta algún malestar al primer lugar que acude es la farmacia por lo que los profesionales farmacéuticos tienen la obligación de orientar a las personas que lo necesiten y advertir los riesgos especialmente en medicamentos que se expenden sin receta médica.

SALUD EN BARRIOS DE LA CIUDAD

El responsable de Farmacias de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Marcos Escóbar, aseguró que para evitar eventualidades –el servicio de la casa superior de estudios atiende en 99% pacientes con una prescripción médica, atribuyó ese factor a la cercanía de varios nosocomios, precisó que de cada 10 pacientes al menos uno se automedica.

La situación cambia en una farmacia ubicada en las laderas de la ciudad pues un paciente que presente dolencias acude a la farmacia sin ninguna prescripción médica porque busca aliviar de inmediato su malestar. Estimó que en una farmacia de barrio de 10 pacientes que acuden a diario 6 de ellos no cuentan con una prescripción médica.

El consumo de fármacos no indicados para el agente causante de la enfermedad sensibiliza el organismo y cuando realmente es un problema que requiere antibióticos, el paciente ya no responde porque está bacteria desarrollará inmunidad y resistencia en el organismo.

PACIENTES

El caso descrito podría ser aplicado a Lina Torrez, una paciente que acudió a la farmacia sin prescripción médica, y justificó su decisión, porque es más accesible que acudir a un médico. “Me acorta el tiempo, me ahorra el gasto, sé que mi dolencia es pasajera y se cómo controlarla”, manifestó.

Mientras que Sergio Flores de 62 años no cuenta con un seguro de salud lo cual le dificulta asistir a un médico especialista por el dinero que representa una prestación particular. “El médico general realiza un primer diagnóstico y en base a ello acudo a la farmacia”, indicó.