El príncipe Enrique y la exactriz estadounidense Meghan Markle se casaron ayer con la fe del “sí, quiero” en una entrañable y soleada boda celebrada en la localidad británica de Windsor, que ha generado expectación máxima en todo el mundo.
La entrada de Markle, de 36 años, a la capilla de San Jorge del castillo de Windsor fue espectacular.
Con un vestido blanco y velo sujeto por una tiara de diamantes Markle bajó del automóvil, un Rolls-Royce Phantom IV, que la llevó hasta el templo, donde le esperaba su prometido, el príncipe Enrique.