Ingresaron 183.000 toneladas en 2017
• Miguel Ángel Crespo, director de Probioma, denunció la producción de maíz genéticamente modificado en el país. Bolivia tiene 77 variedades del grano, frente a 69 de México y cerca de 60 de Perú, que es considerada una nación maicera
En opinión del agrónomo Néstor Cuéllar Álvarez, el Ejecutivo habría vulnerado la Constitución Política del Estado (CPE) al haber autorizado a las empresas privada la importación de miles de toneladas de maíz transgénico, proveniente de Argentina.
Esto ocurrió el año pasado, cuando se presentó dificultades en la producción afectando a los sectores avícola, porcino y ganado vacuno. Cuéllar trabaja para el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado Cipca – Cordillera, en el departamento de Santa Cruz. En instituciones privadas de Santa Cruz, EL DIARIO confirmó que el Gobierno autorizó la importación de –al menos– 183.000 toneladas de Argentina.
Según se dijo, el Decreto Supremo 2857 facilitó la importación de maíz desde el vecino país, donde la producción de transgénicos alcanza al 96% del total cultivado, por lo que es previsible el ingreso de maíz transgénico con dicha importación
CONTAMINACIÓN
Crespo, que dirige la entidad Productividad, Biosfera Medio Ambiente (Probioma), declaró en un programa de televisión que la importación del producto va a contaminar las variedades de maíz existente en Bolivia. Una semilla exige el pago de patentes y genera dependencia sostuvo.
Desestimó, asimismo, que los transgénicos eleven el rendimiento productivo y manifestó que ello no ha ocurrido por lo menos en los cultivos de soya, cuya productividad está por debajo de dos toneladas por hectárea.
CONSTITUCIÓN
Cuéllar, por su parte, citó el artículo 255 de la Constitución, que en su parágrafo II, inciso 8, señala: “...seguridad y soberanía alimentaria para toda la población; prohibición de importación, producción y comercialización de organismos genéticamente modificados y elementos tóxicos que dañen la salud y el medio ambiente”; Similar previsión tienen la Ley N° 144 “Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria” y la Ley N° 300 “Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para vivir bien”.
Bolivia está en alerta ante ciertas medidas y políticas públicas que han viabilizado la introducción de maíz transgénico desde países vecinos, pese a la gran riqueza y biodiversidad genética de este cereal en el país, protestó el dirigente empresarial.
Cuéllar indicó también que entre 2015 y 2016 una prolongada sequía afectó a la producción agropecuaria y forestal en diferentes regiones del país y en el Chaco las pérdidas en la producción de maíz fueron alarmantes. Como medida de mitigación el gobierno emitió una serie de decretos supremos para paliar la difícil situación que vivieron los productores y otros sectores productivos afectados por el fenómeno climático, ante lo que se recurrió a la importación de maíz transgénico.
EVIDENCIAS EN VARIOS MUNICIPIOS
El agrónomo del Cipca Néstor Cuéllar Álvarez informó que existen diversas evidencias basadas en estudios y notas de prensa que confirman la presencia de maíz transgénico en Bolivia. En 2017, Cuéllar, desde Cipca y junto a la institución Productividad, Biosfera Medio Ambiente (Probioma), realizó un estudio a muestras de semilla y granos de maíz recolectados en centros de comercialización mayorista y en casas comercializadoras de semilla de los municipios de Villamontes, Yacuiba, Camiri y de Charagua Iyambae, el cual confirmó la existencia de cultivos de maíz transgénico en los campos agrícolas.
“La presencia de maíz transgénico cultivado en el Chaco y específicamente en el departamento de Santa Cruz, sin duda pone en riesgo las más de 18 variedades nativas de maíz que se han cultivado por múltiples generaciones de agricultores, principalmente en las comunidades guaraníes. Están en una inminente y silenciosa amenaza de ser contaminadas genéticamente y por ende resultaría- en el mediano plazo- en su pérdida total, situación que actualmente viven los agricultores en México”, indicó Cuéllar.
En el país existen procedimientos para regular el ingreso (para la producción consumo o comercialización) de transgénicos, porque deben ser aprobados y autorizados por el Comité Nacional de Bioseguridad que, además, evalúa los riesgos de efectos negativos para la salud humana, el medio ambiente, el bienestar económico y social de la población.
Por otro lado, concluye Cuéllar, el peligro de pérdida de las variedades nativas de maíz interpela también a los pueblos indígenas campesinos y sus organizaciones a defender el material genético propio de los pueblos, sobre la base de los conocimientos tradicionales y la seguridad alimentaria.
Bolivia es considerada como centro de origen de maíces nativos y se afirma que en el país se han clasificado 7 complejos raciales (alto andino, amazónico, perla, morocho, harinoso de los valles templados, pasankalla y cordillera), aspecto que confirma una vez más la gran riqueza y biodiversidad.
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