Son casi 13 años de constante propaganda sobre “éxitos gubernamentales”, y el descontento es vox populi. Ahora –nuevamente- el presidente Evo Morales Ayma “ofrece” un “posible” doble aguinaldo (DA), sin rubor predice (léase, anuncio revelado de lo que puede suceder) que el país crecerá en un 4,7%, y teocrático asegura, degenerando –una vez más- el Decreto Supremo 1.802 que manda: “el pago del doble aguinaldo por una sola vez” y devalúa -una vez más- el alarmante desempleo, que contradice el Art. 46 de la Constitución Política del Estado que dice: “toda persona tiene derecho al trabajo (…) sin discriminación, y con salario justo, que le asegure para sí y su familia una existencia digna”. ¿Qué sucede?, me explico.
Primero: este DA –desde su inicio- a decir de Hugo Siles Espada fue y es una política inflacionaria heterodoxa que combina una política keynesiana que pretende “dinamizar” la economía en relación con una política que aparente una demanda interna (suntuosa): con una mano se da (DA) y con la otra se quita (inflación/consumo). Este DA que es producto de trabajo humano, formal e informal, con sueldos precarios –pero aun así- pagan impuestos que “fortalecen” al Tesoro General de la Nación, de donde se “extrae” que este DA no beneficia a estos trabajadores. ¿Por qué?, pues desde su inicio el Da fue parte de una estrategia política (de línea asistencialista patronal neoliberal). Es más, fue una medida electoral que beneficie a grupos minoritarios afines al gobierno. ¿Beneficio? Si el DA “desaparece” por la compra de productos suntuarios, legumbres, hortalizas que ¡insólito! no se produce en el país, etc.
Segundo: del 100% de la fuerza laboral (PEA), el 29% que trabaja en empresas formales e informales, no tiene seguro, derecho a vacación, a subsidios, etc., el salario –realmente- oscila entre los 1.100 a los 1.500 Bs (entre los mejores) pese a que oficialmente –con el nuevo incremento- sería de 2.060 Bs, lo que es una ficción. El 28% es de eventuales y un 17%, es de los denominados “consultores” (trabajos eventuales a destajo o por producto). Citar otros es en vano.
En consecuencia, ese 70% que produce (pocos bienes y servicios) para bien del país, paga sus impuestos, de donde sale ese DA que hasta el momento es promesa: no reciben el mismo. ¿Qué significa ello? Que Evo Morales –por temor al 21f de 2016, cuando los bolivianos le dijeron NO a su reelección- discrimina a ese 70% de trabajadores, a favor del 30% de sus mimados: el Poder Ejecutivo, Judicial, Policía, FFAA, administración pública, etc., y trabajadores de cooperativas mineras. Mencionar –la discriminación- en universidades públicas es para llorar.
Tercero: en una parafernalia los empresarios (grandes) y las Mypes poderosas (micro y pequeña empresa) simulan una guerra con el gobierno -cuando todo indica su alianza- y aparentan una discrepancia, arguyendo que el mismo llegaría a $us 406,6 MM. Cuando, en muchos casos, se benefician con la inflación que desata el DA. Pese a, entre otros, su modus operandi (más en el sector público) se entrega dos sobres: el DA, pero en la otra el despido. Entonces, de concretarse este DA otra vez los bolivianos –por la inflación- sufriremos la pérdida del “poder adquisitivo” del salario (en 2006 con 1 Bs se compraba 10 panes, ahora se compra 2 panes). ¿Qué pasa, acaso los trabajadores eventuales que tributamos y generamos el DA no tenemos derecho a este beneficio? No, pues Evo Morales se ampara en el neoliberal DS 21.060 y continúa con la discriminación económica entre los trabajadores.
El autor es Director del Centro de Investigación, Servicios Educativos y de Comunicación (CISEC).
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