Ante el advenimiento del actual gobierno hace más de un decenio, la población boliviana se sorprendió por una serie de obras públicas que inauguraba el Presidente del Estado, en momentos en que el país se encontraba en una crisis, pues carecía de fondos, inclusive para pagar a los empleados públicos, emprender obras públicas y menos hacer gastos insulsos. Tal vez se pensaba que sucedía algo milagroso o como cuando un malabarista saca de un sombrero cientos de palomas y conejos.
Sin embargo, no se trataba de milagros de alguna naturaleza. Esas obras estaban financiadas, no por el mismo gobierno ni por el presupuesto nacional, sino por la mano “dadivosa” del presidente de Venezuela de entonces, Hugo Chávez, quien en connivencia con el Presidente boliviano, habían iniciado una forma de gobierno de gran cuantía para ganar el corazón de las masas populares, hasta entonces, según ellos, en la miseria.
Por aquel entonces, en el año 2007, el presidente del Estado boliviano, Evo Morales, inauguró el programa “Unidad de Proyectos Especiales”, que al pasar a denominarse “Bolivia cambia, Evo cumple”, contó con el espíritu manirroto del venezolano Hugo Chávez, quien hizo cuantiosos aportes económicos durante varios años para que el mandatario boliviano los utilice según su parecer y entender. No se sabe a qué nivel alcanzó la “generosidad” del mandatario venezolano que gastaba a manos llenas recursos del Estado de Venezuela, a favor del gobernante boliviano; pero se trató, en todo caso, de un aporte financiero apreciable, que seguramente nunca se conocerá, porque Hugo Chávez falleció (2013) sin decir una palabra del respaldo de los fondos de su nación a Evo Morales. Lo cierto es que Bolivia se quedó sin esa supuesta ayuda.
Desaparecido el caudillo venezolano, Bolivia quedó sin dinero para continuar el plan (que en realidad debió denominarse “Bolivia cambia, Chávez cumple”) y, entonces, el Presidente del Estado boliviano, adicto a hacer regalos y buscar mayor apoyo, dispuso que en adelante el plan “Bolivia cambia…” siga existiendo, pero esta vez con fondos del Tesoro General de la Nación.
Al respecto, no se sabe cómo se dispone de esos dineros del Estado y lo único que se pudo saber es que hasta enero de 2018 fueron ejecutados 8.622 proyectos, de los cuales alrededor de la mitad serían proyectos educativos. Según la información más general, se gastó en más de diez años 15.112 millones de bolivianos, o sea un promedio de unos mil millones de bolivianos al año.
Ahora bien, esos gastos nunca fueron fiscalizados en tiempo de Hugo Chávez ni en el reciente, mientras en esferas del órgano fiscalizador legislativo se discute que ese programa estatal fue de manejo arbitrario de recursos públicos, como si fuese una libre asignación de recursos de carácter benéfico y personal, por parte de la Presidencia del Estado.
En fin, cualesquiera fuesen esos gastos en once años del programa “Bolivia cambia…” es necesario y de suma urgencia que se aclare cómo y cuántos fueron los fondos entregados por Venezuela, cómo fueron gastados, cuál es el detalle de las obras y todo lo necesario para que este negocio se transparente, más aún cuando el pueblo venezolano vive en extrema miseria, sufre por hambre, enfermedades y escasez de todo.
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