• La representante del organismo internacional está preocupada porque se hagan habituales los embarazos forzados, producto de violaciones o abusos sexuales, a menores de 10 a 15 años de edad
Con la finalidad de disminuir el nivel de embarazo prematuro de niñas y adolescentes, el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef​) aboga por el fortalecimiento y mejora de las condiciones y capacidades institucionales y comunitarias para hacer posible que las adolescentes ejerzan sus derechos.
Este criterio fue expresado por la representante de Unicef en Bolivia, Sunah Kim, en su mensaje con motivo del Día de la Madre, al tiempo de señalar que el plan institucional está enfocado en la prevención social del embarazo prematuro de niñas y adolescentes.
Kim afirmó que Unicef está preocupada porque se hagan habituales los embarazos forzados producto de violaciones o abusos sexuales, cuyas víctimas son niñas de edades que oscilan entre los 10 y 15 años. Iniquidad que suele ser encubierta por el entorno familiar y social que favorece al agresor que puede ser el padre, un pariente, una persona de confianza o un desconocido.
“El agravante de estos casos es que esas niñas -que no desearon, ni buscaron ser madres- ven muy disminuidas sus oportunidades de desarrollo educativo o de otra índole y peor aún, corren el riesgo de quedar embarazadas por segunda vez de mantenerse los vínculos con el abusador”, advirtió la representante de Unicef.
Según proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) y datos de la EDSA 2016 cada día nacen aproximadamente 700 bolivianos y bolivianas, el 15% de ellos serán hijas e hijos de madres adolescentes, muchas de las cuales están apenas iniciando su adolescencia, pero tendrán que asumir el rol de mamá, responsabilidad “para lo cual no están preparadas ni física, ni psicológicamente”, sostuvo Kim.
En Bolivia rige el Plan Plurinacional de Prevención de Embarazos en Adolescentes y Jóvenes 2015-2020, que dispone el establecimiento de acciones que promuevan la educación en derechos sexuales y reproductivos, fortalecimiento del sistema de salud diferenciado y de calidad para los adolescentes, prevención de violencia y la comunicación e información masiva.
Es importante que este plan se implemente en su plenitud, que se efectivicen en acciones y recursos concretos que hagan posible el abordaje de problemas subyacentes, como la cultura machista, la desigualdad de género, las normas culturales que perpetúan las múltiples formas de violencia, particularmente la violencia sexual.
Unicef Bolivia también considera primordial fortalecer el acceso a la justicia para que los crímenes asociados a la violencia sexual no queden impunes.
MATERNIDAD
Kim explicó que la maternidad tiene diferentes significados para las adolescentes; para unas, un bebé representa el amor incondicional, el paso acelerado a la adultez o el ascenso a una posición social de respeto y de mayor tolerancia social y familiar. Para otras es la oportunidad para escapar de situaciones de violencia o conflicto en el hogar. Lo anterior ignora los riesgos que el embarazo adolescente acarrea para la salud de la madre y el bebé, que incluyen complicaciones prenatales, bajo peso al nacer y en algunos casos, inclusive la muerte.
Según investigaciones en neurociencia, en la adolescencia el desarrollo cerebral y físico es acelerado, se aumenta la capacidad cognitiva, se potencia la aparición de nuevas habilidades, capacidades y aptitudes. Las experiencias en esta etapa de edad influyen en la reconfiguración del cerebro, con impactos definitorios en el resto de su vida.
Es una etapa crítica para formar la identidad e intereses que sirven de base para construir proyectos de vida y desempeñar roles positivos en la adultez. Por esta razón, se constituye en la segunda ventana de oportunidad, después de la primera infancia, para asegurar el desarrollo óptimo de las personas y por ende, de gran significancia en el desarrollo humano de un país. “Muchas de las madres niñas, nunca tendrán esta oportunidad”, lamenta Kim.
El embarazo adolescente tiene, además, impactos directos en la salud y cuidado de los infantes, cuyos primeros años de vida son fundamentales para asegurar su pleno desarrollo. Existe evidencia suficiente de que el nivel educativo así como la exposición de las madres a la violencia no sólo tienen relación con el desarrollo integral de sus hijos e hijas, sino también con las posibilidades de generar mayores oportunidades para ellos. “La educación de las madres es una base crítica para superar la pobreza”, concluye el mensaje de Unicef Bolivia.
Juan Carlos Palacios
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