Enfrascados en una cita regional deportiva que se desarrolla en nuestro país, no está por demás brindar algunos apuntes sobre el deporte boliviano. Señalar por ejemplo que -al decir de personas ligadas a la actividad muscular, y por qué no, del público en general- otrora, o hace décadas, estuvo de manifiesto un mayor pundonor en estas actividades. “Se sudaba la camiseta, y no se hacía deporte exclusivamente por dinero; además existía unidad y deseo de hacer las cosas de manera correcta para satisfacción de los connacionales y levantar en alto el nombre del país”, expresan quienes vivieron esos tiempos de triunfos, en medio de las carencias económicas, de equipos, e indumentaria propia de cada disciplina.
Actualmente dicen que se ha inyectado más recursos, se ha construido una serie de espacios para las prácticas deportivas, sobre todo del fútbol, fuera de becas a otros países de varios deportistas, así como la llegada de técnicos foráneos, aunque -siempre según esas personas- sin una planificación eficiente y denotándose la falta de conocimientos, ya que, pese a promesas, aunque con un carácter tardío, fue creado el Ministerio de Deportes, en el cual casi siempre ha estado de titular un ex jugador, técnico, árbitro, o entrenador de fútbol, quizá con escaso conocimiento de las actividades musculares olímpicas o no, y otras manifestaciones recreativas.
Digamos que atrás quedaron las “enseñanzas” de los Juegos Bolivarianos de1977, y los propios “Odesur” de 1978, tema del cual nos ocupamos hace algunos meses. Se quejan hoy quienes están inmersos en el mundo deportivo de que “no han recibido, ni reciben, la colaboración precisa de las autoridades gubernamentales, y que generalmente todo éxito es posible gracias a los esfuerzos personales, habida cuenta de que se estimula más las prácticas del fútbol –infinidad de canchas construidas en el país- e incluso los “rallys”, en los cuales se necesita mucho dinero para competir, y por ende es algo inaccesible para las mayorías. De manera que con tal antecedente, señalemos que los resultados, positivos o negativos, se los verá a la conclusión de ese encuentro sudamericano en Cochabamba.
Ya como nostalgias, señalemos que desde un torneo sudamericano de fútbol, ganado con gallardía, e incluso hasta haber tomado parte en un mundial, no es más que la muestra de eso que tanto se comenta: “sudar la camiseta nacional”. Lo mismo se puede decir de los Juegos de disciplinas olímpicas realizados en el pasado siglo. La unidad, decencia deportiva, las ganas de afrontar torneos internacionales con “garra” y amor por el país, a más de “vivir para el deporte”, y no “vivir a costillas del deporte”, era una especie de mística.
Hoy, enfatizan las mismas personas, entre ellas ex deportistas laureados, técnicos y dirigentes, “el nocivo cáncer de la politiquería se ha incrustado en las nobles prácticas de las distintas ramas musculares, y poco o nada se puede hacer para tratar de lograr la superación del deporte nativo. Lo propio sucedió en las especialidades no olímpicas, tan codiciadas hoy incluso por quienes sólo buscan réditos de índole personal, hablando, por ejemplo, del mundo del fisicoculturismo y las pesas”. En el recuerdo quedan los gimnasios de entonces, como “York”, a cuyo propietario lo conocían como “el litro”; “Salud y Fuerza”, de Fico del Río, un amante -ya fallecido- de los “fierros”; “Apolo”, de Willy Zamora, en la calle Illampu; “América”, luego “Olimpo”, en la calle Isaac Tamayo, de quien fue Mr. La Paz, Rómulo Limachi; “Cóndor”, de la zona de Tembladerani; “Méndez”, de la avenida Buenos Aires; entre otros que se nos escapan de la memoria, al igual que del interior del país, lo que será motivo de otra nota, donde se sudaba “la gota gorda” para ganar torneos nacionales o internacionales, con recursos personales y sin recibir algo de las autoridades deportivas.
Los gimnasios de hoy no dejan de ser comerciales, constituyen un buen negocio. Se puede decir mucho más, pero baste con estos rápidos apuntes para reflexionar en torno a que las cosas, en el campo deportivo, hay que hacerlas con mejor tino, sobre la base de gente experimentada, con miras a una verdadera superación y aspiraciones de ganar algún rato, al menos, un torneo bolivariano, porque como está todo es casi imposible lograr un panamericano. Por ello concluyo señalando: “citius, altius, fortius”, y “el deporte es vida y salud”.
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