“Y un día dijo: ya estoy libre de la maldición del…”

Tener hábitos destructivos que nos controlan y que no podemos evitar es como “tener” o vivir con una maldición que nos afecta y afecta a toda la familia.

Se trata de un hábito que llegó a practicarse tanto que se cree normal y ya nos esclaviza sin que nos demos cuenta de ello.

La intención original tal vez sea benéfica: celebrar, alegrarse, socializar y hasta “olvidarse de los dolores acumulados de toda clase” que no nos dejan vivir en paz ni en estado de felicidad, tal como lo quisiéramos.

El lado bueno o positivo de esta experiencia, toda experiencia tiene su lado bueno o intención positiva, nos dice que, respetando los derechos de los demás, podemos pronunciar un día estas palabras:”ya estoy libre de la maldición del alcohol”.

Mientras más veces vaya repitiendo esas palabras, más estados de análisis irán sucediendo en su conciencia e irá tomando conciencia de la posibilidad de vivir revisando y repensando su poder de liberarse de cualquier hábito que lo haya estado esclavizando.

Cuando logre darse cuenta de que cualquier liberación de cualquier hábito adictivo comienza con la pronunciación de las palabras que lo dicen, podrá utilizar el modelo que hoy tratamos para liberarse de cualquier hábito nocivo y desagradable del que usted esté esclavo y que esté causando dolor y sufrimiento a los seres que más ama: a su propia familia; nos vemos en el artículo de mañana.

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