Desde hace algo más de una década en la realidad de Bolivia se viene observando fenómenos sociales y económicos de origen externo que ejercen considerable influencia social y económica en todos los ámbitos de la vida pública y que están produciendo creciente preocupación en todos los sectores populares por sus crecientes perspectivas.
De manera específica se tiene, en primer lugar, la penetración de factores financieros chinos que han invadido la economía nacional, los mismos que, a la par, están creando una aguda dependencia política con el mundo asiático. Uno de esos aspectos es, por ejemplo, que Bolivia se ha convertido en el mayor acreedor bilateral con la república China al extremo que ese país representa el 43 por ciento de la deuda bilateral contratada por el Banco Central con otros países y, en efecto, la deuda desembolsada y la deuda contratada alcanzada asumió obligaciones por 1.621.4 millones de dólares con China.
Confirmando esa afirmación, en febrero pasado, el embajador de China en Bolivia aseguró que para el año 2018, la cooperación es mayor a los siete mil millones de dólares que son invertidos en construcción de carreteras, plantas industriales de azúcar, potasio litio y otras, aseveración que ha hecho opinar a dicho diplomático que Bolivia es el socio comercial más importante de China en la región, afirmación que fue puesta en duda por el vicepresidente Alvaro García en cuanto al monto mencionado. Por otro lado, se dijo que se prepara una nueva visita del presidente Evo Morales a su país, lo cual revela el proceso de dependencia de nuestro país ante el imperio chino.
Pero ese no es el único problema. El más acuciante es el referido a la migración de ciudadanos de ese país a Bolivia, que ha alcanzado un nivel que preocupa a la ciudadanía. Al respecto, la Dirección General de Migración registró desde el año 2014 hasta el primer semestre de este año, el ingreso de 51.820 ciudadanos chinos al país de los que 17.106 consiguieron visas permanentes en el territorio nacional, dato que demuestra un masivo incremento de estos ciudadanos en Bolivia.
Otra referencia sobre la migración china a Bolivia, según Red País, indica que el ingreso de elementos chinos al país también tuvo un incremento de 5.000 personas en 2014 a cerca de 17.000 en 2017. Agrega que solo en los tres primeros meses de este año ingresaron cerca de 6.000 ciudadanos chinos al país.
Ese estado de cosas se hace más relevante, pues el comercio del país está lleno de productos chinos, esos ciudadanos ocupan lugares de trabajo e impiden la ocupación de obreros nacionales, atienden trabajos en minería, energía eléctrica, transporte, etc. y no cumplen con las disposiciones legales bolivianas.
En fin, sin tocar otros aspectos, este fenómeno no es tan simple como aparenta y sus consecuencias recién se las podrá conocer en poco tiempo.
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