La preocupación del gobierno por encontrar áreas que contengan hidrocarburos ha llegado al extremo de disponer de las 22 reservas naturales declaradas como “fuentes de vida para el país”. Por ello determina que YPFB dedique esfuerzos y dinero para invadirlas; de momento son dos las empresas designadas para realizar trabajos de prospección y explotación con miras a conseguir gas, porque el país ha visto una grave disminución de las fuentes productivas que, hasta ahora, han sido tradicionales.
Una investigación del Centro de Documentación e Información de Bolivia (Cedib) indica que “la empresa estatal del petróleo está a punto de firmar dos contratos de servicios petroleros con Petrobras, British Gas y YPFB Chaco para intervenir las zonas de San Telmo y Astillero, ubicadas dentro del Parque Nacional Tariquía de Tarija, una de las 22 áreas protegidas”. Se indica que “estamos ante un escenario trágico para nuestras reservas naturales. Muchas de ellas son ya golpeadas impunemente por la minería y ahora se conmina con una sentencia final, luego de la aprobación del decreto 2366 el pasado 20 de mayo, que autoriza el desarrollo de actividades hidrocarburíferas en todas las áreas protegidas del país con el argumento de reducir la extrema pobreza”. (ED 10-4-18).
Actualmente las áreas que se encuentran en mayor riesgo de explotación son “Iñao (Chuquisaca), Carrasco (Cochabamba), Amboró (Santa Cruz) y Araguarague (Tarija) que son sólo cinco de las once áreas protegidas en las que por el momento se superponen contratos petroleros”. Se indica que, por lo que establece el mencionado decreto, las 22 existentes podrán ser explotadas.
El problema es grave porque, habiendo la disposición legal, las empresas que aún trabajan en el país, luego de los cambios de contratos en mayo del año 2006 (no hubo nacionalización), seguramente aprovecharán cualquier coyuntura para ampliar sus operaciones hasta encontrar petróleo y gas. Esta es una realidad que pesará contra el país porque suprimir 22 reservas naturales con acciones mineras o hidrocarburíferas era una forma de preservar lo que es de interés general del país y, además, consideradas reservas de la humanidad.
El decreto mencionado muestra cómo el gobierno no trepidará ante nada con tal de encontrar petróleo y gas por el hecho de que el país dependería de esa explotación como una especie de “compensación” de las mermas sufridas a raíz de la caída de precios en el mercado internacional tanto de petróleo como gas, minerales y otros. Hasta ahora, el recurrir a las reservas internacionales, contraer nuevos préstamos y aumentar los déficits, ha sido el “medio de compensación y salvación” que las autoridades económicas han asumido cuando la realidad muestra la urgencia de aumentar la producción de otros rubros, atraer inversiones y diversificar la economía.
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