La minería, desde tiempos antiguos, ha sido un sector que ha promovido el desarrollo de los pueblos. La revolución industrial, especialmente con la explotación de carbón en el Reino Unido, ha tenido su auge por las necesidades cada vez mayores de minerales que necesitaban las industrias. La misma construcción o fabricación de locomotoras ha requerido grandes cantidades de metales que, aleados, han resultado apropiados para la solidez y durabilidad de locomotoras, vagones, rieles, y muchos otros elementos necesarios en la construcción de puentes.
Nuestro país, llamado “minero por excelencia”, fuera de lo realizado por el trío conformado por Patiño, Hoschild y Aramayo, ha tenido poca industria minera y la que conformó la minería mediana no ha tenido la significación que tuvieron los principales que perdieron sus pertenencias debido a la nacionalización producida en octubre de 1952. La minería ha tenido, de todos modos, momentos de auge en la economía nacional; pero no la suficiente, por varias razones: en primer término por la falta de fundidoras que eviten traslado de las llamadas “barrillas” con gran contenido de tierra y poco del mineral, lo que hacía que cada quintal metalero portaba hasta las fundiciones siquiera un 80% de tierra sin valor alguno.
En segundo lugar, las distancias con pocos medios de transporte, especialmente hasta la llegada del ferrocarril; pero, de todos modos, había que vencer grandes distancias hasta los puertos y luego hasta las fundiciones instaladas tanto en los Estados Unidos como en Inglaterra.
En tercer lugar se puede colocar a las cotizaciones internacionales, que nos dejaban en lugar secundario en relación con la minería de países que, inclusive, lograban estaño y otros minerales casi en la superficie y no, como en Bolivia, en las profundidades de la tierra, que daban lugar a un aumento excesivo de costos.
Nuestros países vecinos, conscientes de la importancia de la minería, han tenido la previsión de atraer inversiones y tecnología avanzada para una explotación masiva de minerales; en los últimos años, nuestra minería figura como la que menos inversión hizo en este rubro tan importante para el desarrollo de infraestructura caminera, industrial, de la construcción y hasta de fabricación de materiales de envase. La industria de metales ocupa lugares preponderantes en la economía y ni qué decir en la industria armamentista que consume grandes cantidades de minerales que han sido transformados en metales de alta resistencia.
Promover inversiones y tecnología debería ser labor prioritaria del gobierno y de la misma empresa minera mediana, teniendo en cuenta que la minería ocupará siempre lugar importante en la industria y hasta en las cuestiones espaciales en las que están empeñados muchos países. La minería es factor importante de empleo que requiere de técnicos y especialistas en el manejo de tecnología de punta que mejore la cantidad y calidad de lo que nuestro territorio aún puede dar.
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