San Pedro de la Angostura: ¿la primera santidad tarijeña?

Recientemente, en la frontera argentina concurrimos a la posesión del nuevo Obispo de la población que antaño, en conmemoración del punto más distante que alcanzara la fe cristiana en el norte de África, el último Presidente de la Audiencia de Charcas bautizara de Orán, donde el Pbro. Pedro Ortiz de Zárate fuera inmolado por los Tobas del Chaco Gualamba, el 27 de octubre de 1683.

Para los tarijeños su nombre es familiar, ligado a uno de los primeros y más ilustres habitantes del valle de Tarija, que luego de participar en la expedición de Almagro a Chile, se avecinó en la hacienda La Candelaria, bajo cuya jurisdicción se hallaba “la gran encomienda de Humahuaca” (Cf. Greñón-Vergara), abarcando en tiempos de la colonia Jujuy, parte de Salta y Catamarca.

Nacido en 1622, en la población que el abuelo, vascongado del mismo nombre, fundó en recordación de su tierra natal Álava (más conocida en la segunda etapa por Jujuy). Sensiblemente, la Villa fundada tuvo efímera duración sin llegar a cumplir el primer año de vida ante al acoso beligerante de los aborígenes; corriendo idéntica suerte la ciudad de Nieva, destruida por los nativos en 1563.

Siendo todavía adolescente, fallecieron sus padres, dejándole una grande dote en tierras y encomienda “de indios”, en retribución a los servicios que prestara el padre a la Corona como principal conquistador de la región. A esto se debe que el único nieto nacido en el sitio, estuviera predestinado a ocupar altos cargos directivos, entre ellos el de Alcalde en 3 oportunidades.

Contando con 20 años de edad, contrajo nupcias con Petronila de Ibarra Argañaz. Ambos pretendientes, cual Romeo y Julieta, provenían de familias rivales en cuanto a linaje y riquezas, pero a diferencia de la legendaria pareja, la boda extinguió antiguos rencores para inaugurar una convivencia armoniosa entre familias.

Tras procrear dos niños en 2 años de dichoso matrimonio, una viga que sostenía el techo de la casa se desplomó sobre la esposa, victimándola al instante. En busca de Consuelo inició su carrera política, ejerciendo el cargo de Alcalde electo por unanimidad, a sus 22 años. Pese al éxito obtenido, la pérdida de la esposa logró reavivar en él la vocación sacerdotal que contaba hasta antes de conocerla, e ingresando al Seminario jesuita de Córdoba se ordenó sacerdote en 1657.

Luego de alcanzar en la jerarquía eclesiástica los rangos de Párroco y más tarde Obispo de Jujuy, renunció a tan alta dignidad para dedicarse por entero a la evangelización en procura de la pacificación de las tribus chaqueñas, hasta entregar su vida en el valle situado entre los ríos Bermejo y Zenta, junto a un sacerdote español, 18 criollos y aborígenes bautizados.

Mientras en Orán, en la actualidad se levanta un Santuario a los Mártires para orar por su pronta canonización en la Santa Sede; antaño a su ciudad natal se trasladó como reliquia rescatada del escenario de su muerte, un hueso con funda de seda, para depositarlo en una urna de vidrio bajo el retrato que se conserva en el hall del Seminario Mayor Pedro Ortiz de Zárate.

Curiosamente, el convento se halla en un apacible barrio de las afueras de la ciudad, nominado Candelaria de las Viñas. Consideramos que tanto este nombre, como el del templo en la vecina ciudad de Salta, conocido por Candelaria de la Viña (que cuenta con la segunda torre más alta de Sudamérica, a decir de la guía), conservan reminiscencias de la hacienda Candelaria de Tarija, donde su abuelo estableciera los viñedos más famosos de toda la Audiencia de Charcas.

Cabe mencionar que a la posesión del Obispo de Orán, asistió una comitiva de la Cooperativa de los Viñedos de la Candelaria de Tarija, manifestando que de lograrse la esperada canonización, sería un privilegio contar en el lugar con un monumento o capilla consagrada a quien cronológicamente se puede considerar la primera santidad en suelo tarijeño.