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[Alberto Zuazo]

Los dones del razonamiento


Todos los seres humanos están dotados de la aptitud natural de razonar, a menos que alguno tenga el infortunio de padecer una lesión mental. El razonamiento es el sustento del comportamiento humano, si se careciera del mismo virtualmente no habría posibilidad de que el globo terráqueo estuviera poblado, porque se carecería de la aptitud de vivir, individual y colectivamente.

El razonamiento, entonces, es fruto del componente vital de la mente y, por añadidura, de la existencia humana. Inclusive, tiene que ver con el conglomerado animal. Ni siquiera es suficiente disponer del instinto, que efectivamente tiene que mucho que ver con la conservación y la necesidad de sobrevivir. Pues, si éste no se halla revestido de algún fragmento de razonamiento, al menos, no habría lugar a la existencia de la vida.

La posibilidad de razonar tiene, empero, muchas variantes. En el caso de los seres humanos la calidad que quiera dársele a su existencia depende de esta facultad, de razonar. Si acaso no se la utiliza adecuadamente, se producen los desvaríos, si acaso no la pérdida de hacer buen uso de tan fundamental recurso que se tiene.

Una de las maneras de emplear correctamente el razonamiento es el comportamiento o la conducta que se quiere imprimir a la vida. Se le puede asignar calidad cuando se dedica a que ella sea sana y fructífera, pues necesariamente tiene que dar sus frutos, como diríamos cuando nos referimos a un árbol.

De no existir el razonamiento no habría, obviamente, el bienestar emocional, pero tampoco las dificultades y los requerimientos que demanda la vida. Pero, al mismo tiempo, se carecería de la posibilidad de vivir en comunidad y mucho menos tener un hogar. No todo es razonamiento, es más bien consecuencia o efecto de las virtudes que tiene la existencia humana.

En todo caso, es también necesario advertir que se puede carecer o tener limitaciones para practicar y compartir los dones del razonamiento, pese a disponerse de una mente y de estar dotado de una variedad de sentimientos, los cuales pueden ser positivos, negativos o neutralizarse a sí mismos, una veces por desvaríos en el comportamiento, como por ejemplo cuando se delinque, se bebe en exceso, no se presta atención a los tantos requerimientos que tiene igualmente la vida.

El razonamiento induce generalmente al buen comportamiento, a la sensatez y a la responsabilidad. Pero, se dan también casos en que los malos hábitos, entre ellos el delinquir y la inclinación por el consumo excesivo de alcohol, pueden desvirtuarlo y hasta condenar a perderlo.

Esto sucede cuando se incurre en el exceso, al punto de perder las facultades más básicas de la sensatez y el equilibrio, que son algunos de los más positivos logros que se puede conseguir con sólo el razonamiento, que no demanda esfuerzo físico, ni siquiera mental, pues sus manifestaciones no tienen exigencia de naturaleza alguna.

Se puede considerar que el razonamiento es espontáneo, pero corresponde también destacar que sus mayores expresiones se las expone como resultado de una buena educación y el fruto de contar con el beneficio de haber tenido un hogar bien conformado, tranquilo y fructífero en cuanto a sus resultados en el trabajo, la convivencia familiar y social, así como el ambiente social en que se desarrolla cada existencia.

 
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