Desconocidas fuera de los Andes, las papas de colores como el rojo, morado, negro, naranja o amarillo no solo son idóneas para enfrentar el cambio climático sino que pueden prevenir la desnutrición y el cáncer, según las investigaciones de Perú, cuna mundial de este tubérculo, con más de 3.000 variedades.
Sobre los milenarios andenes donde los incas lograron domesticar las múltiples versiones de la papa, el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) de Perú estudia las características y virtudes de cada una de las variedades para clasificarlas y desarrollar otras nuevas que puedan producirse a gran escala.