El nuevo palacio de Gobierno, un ostentoso edificio que se levanta detrás del histórico Palacio Quemado, se convirtió ayer en blanco de protestas de los estudiantes de la Universidad Pública de El Alto (UPEA), quienes quemaron muñecos que representaban al presidente Evo Morales y exigieron hablar con él.
Molestia y descontento fue lo que se vio ayer en los universitarios y docentes de esta casa superior de estudios porque hasta la fecha el Gobierno no dio solución a sus demandas y por el asesinato de uno de los suyos, Jonathan Quispe, quien era estudiante de Comunicación Social.
La nutrida movilización copó las calles del centro paceño en la mitad de la jornada cuando en medio de explosiones de petardos y estribillos en contra del Gobierno, los upeístas colmaron todas las calles que desembocan en el imponente edificio protegido apenas por un muro de viejas calaminas que sucumbieron ante los primeros empujones de los molestos marchistas.
El objetivo: ingresar por la fuerza al edificio o realizar una “toma”, pero los dirigentes y docentes impidieron que la movilizados incurran en actos vandálicos, sin embargo, ello no impidió que algunos manifestantes dejaran a su paso regadas las viejas calaminas ante la atenta mirada de los obreros que observaron el paso de los marchistas desde el primer piso del nuevo edificio.
Con todo, a 14 días de inauguración oficial de la denominada “Casa grande del pueblo”, los estudiantes de la UPEA dejaron su marca en el inmueble arrojando pintura roja en una de las puertas de los garajes y manchando también parte del muro como una forma de protesta.
El nuevo edificio cuenta con 29 niveles. Uno de los últimos pisos será de uso exclusivo del presidente Evo Morales y tendrá un helipuerto. La construcción demandó por lo menos 240 millones de bolivianos.
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