Las actitudes casi contemplativas de las diversas organizaciones de empresarios del país han dado lugar a que, hace pocos días, reaccionen en contra de las medidas dispuestas por el gobierno el 1 de mayo. Es una reacción que resulta tardía ante el avance del tiempo que se dio para el cumplimiento de las disposiciones sobre el aumento salarial con carácter retroactivo y el posible pago del segundo aguinaldo.
Los empresarios, sean grandes o pequeños, tendrían que estar al día sobre los acontecimientos y contar con la capacidad necesaria para analizar todo lo que les compete y, si hay medidas del gobierno que por decreto deben cumplirse, no contentarse con declaraciones aisladas que no expresan el sentir y posibilidades del entorno institucional que, se supone, alberga a todos.
La declaración de “estado de emergencia” (con estilo netamente sindical) e interponer su demanda ante la Conferencia Internacional del Trabajo que funciona en Suiza, prácticamente debió de tener solidez y fuerza, dado el tiempo transcurrido y que los empresarios dejaron pasar como si poco importara el problema o porque, simplemente, no hubo la capacidad de analizar las medidas que, en muchos casos, ponen en serio peligro al capital privado y muy especialmente al sector de compañías pequeñas que, en muchos casos funcionan a nivel familiar; sin tener en cuenta que tan solo la aprobación de las medidas ya ocasionó quebrantos y cierres en muchas empresas o, por lo menos, anuncios de que “estarían en serio peligro de quiebra”, ahora con el riesgo de que pasen a la administración por parte de sus trabajadores.
Los empresarios y el gobierno tienen conocimiento de que las medidas aprobadas ponen en peligro futuras inversiones, tanto nacionales como foráneas, ya que, por más que el gobierno alegue la existencia de garantías para las inversiones, éstas no se producirán ante medidas como la que determina el paso, a poder de los trabajadores, de empresas que cierren o quiebren, aumentos salariales difíciles de cumplir para la mayoría de los empresarios y, finalmente, la repetición del pago de un doble aguinaldo, medidas que podrían alejar hasta las máximas intenciones de invertir en el país.
El gobierno declaró muchas veces que apoya a los empresarios; por su parte, los medios de comunicación conjuntamente la colectividad, también consideran y apoyan tanto al empresariado como a las inversiones que el país requiere con urgencia; pero los empresarios deberían responder a esas confianzas, y si algo tienen que alegar, no solo en relación con lo que el gobierno determine, sino a sus propias necesidades, expectativas y proyectos, hacerlo conocer con la debida oportunidad; de otro modo, las conductas débiles y de última hora lo que hacen es debilitarlos y mostrar que no estarían acordes con la confianza dada por sus mandantes.
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