Los escritores lo bautizaron como “metal del diablo”, los economistas como “metal blanco” y los mineros como “casiterita”, pero para los bolivianos en general, el estaño fue una materia prima que produjo más miseria que bonanza.
Desde su descubrimiento y durante la primera mitad del Siglo XX, empobreció al país y favoreció a mineros afortunados, pero, al mismo tiempo, causó grandes problemas económicos, sociales y políticos en Bolivia, que se convirtió en el principal país productor del mundo del metal. Se pensó que la nacionalización de la minería del estaño traería prosperidad al país. Pero el intento fue inútil. El “metal del diablo” siguió trayendo malestar, conflictos y prolongación de la crisis económica, no por la nacionalización, sino por los precios.
En el siglo presente el estaño se convirtió en fuente de prosperidad del país, por un hecho sencillo: el alza del precio del metal, como nunca antes había ocurrido y superó con creces el costo de producción.
Durante los cien años del Siglo XX, el precio del estaño en el mercado internacional, que era de menos de un dólar la libra, apenas cubría los gastos que se hacía para sacarlo de las entrañas de la tierra. El Estado boliviano vivía en la miseria y no podía pagar a sus empleados, por lo que recurría a préstamos. No podía construir caminos, escuelas, aeropuertos, palacios o disponer de una avioneta para viajes cortos…
Pero, por fortuna, desde principios de siglo, el precio del estaño se disparó y se cotizó hasta en 15 dólares la libra, originando grandes ingresos para el Estado, como jamás sucedió. Se llegó a la paradoja de que Bolivia podía ganar con el estaño aun bajando a un tercio su producción.
En últimos años, el estaño cayó de precio y como la economía boliviana depende de los precios en el mercado internacional, de manera automática el país entró en crisis. De 15 dólares la libra en 2011, cayó a 6,5 en 2015, provocando un colapso del que ahora se recupera, pues dicho precio está ya en 10 dólares, aunque sin que se aproveche la ocasión, pues la minería estatizada no mejora, como en el caso de Huanuni, que bajó su producción. Esa realidad muestra que la economía de Bolivia depende más que nunca de los precios de exportación de sus materias primas.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |