Deforestación atentatoria

Con una desaprensión que linda en la ignorancia se está deforestando la riqueza natural más valiosa que tiene Bolivia, abusando porque tiene vida constante. No es, efectivamente, como los minerales o los hidrocarburos, que se agotarán algún día con la explotación que se realiza de ellos, sea moderada o intensiva.

La importancia de conservar la riqueza forestal no sólo tiene que ver con el interés nacional, sino con la protección del medio ambiente, que se extiende a todo el mundo, porque cumple una función vital para la vida humana, de forma insustituible, mejor cuando no tiene costo para el Gobierno ni para la sociedad.

Bolivia es, pues, uno de los países privilegiados del mundo al cumplir un rol de primer orden en la protección de la Tierra, porque cuando se tiene forestación se puede colaborar para impedir en exceso el calentamiento global, o sea que más propiamente está relacionada con el clima en el que viven los seres humanos.

Efectivamente, se incurre en ignorancia cuando no se tiene conocimiento o no se toma en consideración que el potencial forestal tiene que ver con el clima y la provisión del agua, entre los más importantes, porque cumple también la invaluable capacidad de ser el hábitat de una generosa riqueza zoológica, aspectos en los que Bolivia es uno de los pocos países de la región que cuenta con tan excepcional privilegio.

Al contar la riqueza forestal de tantas e importantes condiciones, el Gobierno, en vez de disponer medidas de deforestación, con lo que incurre en grave delito social y económico, de inmediato debe dejarlas sin efecto y adicionalmente reunir a expertos para elaborar un programa que, en primer término, disponga la prohibición definitiva a talar árboles, no sólo en las áreas rurales sino igualmente en las ciudades, pues es la mejor forma de cuidar las riquezas naturales y a la población nacional en general, para que no se dañe el medio ambiente y tampoco se genere las condiciones para sufrir la pérdida de agua, no sólo para el riego de los distintos espacios de cultivo, sino fundamentalmente para que nunca falte la provisión de agua destinada al consumo humano.

Sin embargo, preocupa que los estudios internacionales que se efectuaron en Bolivia sobre la materia hayan determinado que es uno de los países que más deforesta. En este orden, figura entre los 10 países del mundo que más atenta contra el medio ambiente y el agua. La Fundación Friedrich Ebert Stiftung (FES) de Alemania informó recientemente que pierde anualmente 350.000 hectáreas de bosques, por efecto de actividades legales y clandestinas.

El estudio llegó a calcular que en el país se pierde bosques en la proporción de 320 metros cuadrados por persona, anualmente. Esta cifra se la considera como una de las más altas del mundo, pues resulta ser unas 20 veces más elevada en el promedio mundial, que actualmente es de 16 metros cuadrados por persona.

La conclusión más inquietante de tanta falta de responsabilidad es que los bosques en Bolivia podrían desaparecer para el año 2100.

Un dato más ilustrativo de todo este comportamiento negativo que se tiene en el país es que el índice per cápita de pérdida de bosques es de aproximadamente el triple del que confronta Brasil, ya que pierde solamente 125 metros cuadrados por año. Esto implica que Bolivia depreda su riqueza forestal casi tres veces más que Brasil, con la circunstancia de que nuestro vecino cuenta con mucha mayor extensión y disponibilidad de este valioso recurso natural.