La predisposición chilena para abordar una posible solución al tema marítimo surgió, hace aproximadamente 69 años, a iniciativa del estadista Gabriel González Videla, quien ejercía la presidencia de la República, en aquel momento.
Asumió esa actitud obviando diferencias ideológicas y pensando, particularmente, en la unidad, en la integración y la convivencia pacífica, regional. Desde entonces a la fecha no hubo otro gobernante chileno con ese ideal y pensamiento político. Ni el derechista Sebastián Piñera ni la izquierdista Michelle Bachelet se equiparan con la personalidad del estadista Gonzales Videla. Piñera y Bachelet continúan avivando la animadversión en contra de la reivindicación marítima boliviana.
El gobierno de González Videla alentó el proyecto de “ceder a Bolivia una faja de territorio de aproximadamente cinco kilómetros al norte de Arica. Aceptar (asimismo), que Bolivia construya hacia el puerto boliviano un desvío de línea del ferrocarril Arica – La Paz” (1).
La administración que presidía intentaba restañar, con ese gesto político, la herida que fue provocada por la invasión militar chilena, a territorio boliviano, al transcurrir el año 1879. Fue un año fatídico no sólo para los destinos de Bolivia sino para los del continente latinoamericano.
El problema marítimo siempre estuvo en su agenda. Además le inspiraba la más viva simpatía. “Hay que reconocer que es una aspiración legítima, más todavía si se considera que Bolivia tuvo una salida al mar”, afirmó el presidente de la República, Gabriel González Videla” (2).
El dignatario de Estado marcó, por lo visto, un paso histórico, a favor de la reivindicación marítima boliviana, con su espíritu solidario, comprensivo y justiciero. Por ello los bolivianos lo consideran un amigo y un americano visionario. Y su nombre ha sido grabado en el bronce de la confraternidad latinoamericana.
En consecuencia: González Videla, cuya palabra honra las páginas de la diplomacia boliviano – chilena, ha pretendido abrir un nuevo y novedoso cauce tendente a encarar el asunto marítimo, acorde con una visión del Siglo XX. Pues comprendía ampliamente el significado del problema que enemistaba y enemista a dos países que comparten una frontera común.
En suma: el presidente Gabriel González es el referente en la búsqueda de una solución justa y equitativa al conflicto boliviano – chileno.
(1).- Guillermo Céspedes Rivera: “Si Eduardo Avaroa volviera a la vida”. Presencia, La Paz – Bolivia, marzo 21 de 1982.
(2).- Ídem.
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