Un Estado libre, que lleva adelante todo un proyecto nacional, y está seguro de llegar a puerto deseado, es que ha sido encumbrado por una verdadera democracia, que garantiza la existencia de una institucionalidad sólida, autónoma e independiente, como requisito fundamental que afirme la seguridad y estabilidad jurídica, respetuosa de la Constitución Política y sus leyes. En los doce años últimos nos hicieron olvidar la existencia de estos principios.
Al contrario, los masistas no respetan la Constitución, la utilizan a capricho según sus intereses; mucho más, destruyeron la institucionalidad, manosearon la justicia hasta podrirla, restando casi nuestra libertad. Qué decir de la soberanía del pueblo, si no respetan el resultado del 21F. En cada discurso hablan del respeto al soberano, pero, al contrario, sacaron leyes dignas de la improvisación, que debilitaron la democracia, además de otras terribles contradicciones en detrimento del pueblo. Este panorama nos obliga a preguntar: 1.- ¿En manos de quienes está el poder político? 2.- ¿Qué objetivos persiguen y a dónde se dirigen? 3.- ¿A intereses de cuáles grupos o estrato social sirve?
Respuestas: 1.- El poder político está en manos de gente que muestra irresponsabilidad y corrupción. Un presidente con mucha ingenuidad y tozudez. Un vicepresidente de dudosa formación. Un currículo frondoso que asustaría al más avieso. 2.- Lo único que se percibe es que quieren crear el Estado comunitario, establecer un poder absoluto, hegemónico; sojuzgar al pueblo, imitando a Cuba; justificar leyes que afecten a la propiedad privada y otros bienes; atacar la concepción religiosa, luego perpetuar al campesino en el poder. 3.- Al mantener a sus “organizaciones sociales” bajo prebendas, proponen crear fuerzas populares. Todo este conjunto se ha convertido en protector y encubridor de la corrupción, no distingue lo legal o ilegal; estas son las clases privilegiadas, abiertas al enriquecimiento ilícito y la corrupción.
No hay duda de que el poder y la disponibilidad de medios y recursos económicos a libre albedrío crean con facilidad estrategias de convencimiento, adosadas por la mentira, el engaño y la hipocresía, instrumentos de su prédica política rutinaria. La verdad es que durante 12 años nos acostumbraron a sus mentiras y demagogia, valiéndose de variadas formas para adoctrinar a la gente, ante todo especulando con la susceptibilidad de miles de campesinos que llevan una vida dura, que han conocido poco o nada las instituciones de la democracia y la libertad, careciendo de recursos intelectuales necesarios para medir objetivamente los cebos que hacen brillar ante sus ojos.
La historia nos enseña que no hay país que voluntariamente y por libre elección de sus habitantes haya elegido al comunismo. La dictadura se vale de la fuerza bruta, no se detendrá en sus propósitos, utilizará medios vedados, sin importar conceptos “anticuados” como la verdad o la ética, a los que considera burgueses y pasados de moda. Aunque sus adeptos son los nuevos oligarcas, nuevos neo liberales y los más burgueses.
Vemos un Estado carente de instrumentos y reglas claras, lo que no permitió una regulación y fiscalización plena. Para nuestros ojos su desenvolvimiento nunca fue honesto y transparente, contaminando atrozmente la vida ciudadana, asociativa o empresarial, con una justicia injusta y vendida, pues ni un ápice de eficiencia y capacidad hay en los órganos del poder público. Faltan políticas de Estado, integrales, en salud y educación; por el contrario, la arraigada corrupción, el poco desarrollo humano, la preeminencia de la politiquería que distorsiona la verdad de nuestra economía, enceguecen la visión de país, sin convicción y ética. Estos son los grandes obstáculos que nos impidieron salir del subdesarrollo, siendo uno de los últimos países de América Latina.
Estamos sujetos a caprichosos experimentos políticos, con grandes tropiezos, sin conseguir réditos favorables, por una política que no termina de enderezar sus principios filosóficos doctrinales, pues carente de una madurez confiable, le es dificultoso desarrollarse dentro del verdadero ejercicio de la democracia. Al parecer, hoy estamos frente a la mayor amenaza de nuestra historia, el socialismo del Siglo XXI y la corrupción institucionalizada, que se va apoderando sistemáticamente de cuerpos y mentes de campesinos, bajo prebendas y grandes ofrecimientos de poder y dominio en el país, con riesgo de rifar la libertad por una regimentación que hace difícil distinguir el sometimiento servil. Asimismo ellos son inducidos a confrontar a la clase media. Dios salve a la Patria.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |