Cuanto más tiempo transcurre, menos se aprende en el país sobre las propias conveniencias, sobre la urgente necesidad de utilizar lo propio evitando, en lo posible, lo foráneo, lo extranjero que cuesta divisas al país. Gobierno y comunidad lamentamos la falta de empleo, el hecho de que hasta profesionales y buena parte de la juventud se ve obligados a emigrar a países vecinos, a Estados Unidos y a Europa en busca de empleo; sin embargo, hacemos hasta lo imposible para que este problema no sea remediado en lo interno.
El caso de la ropa que se confecciona para dependencias de las FFAA como para la policía y otras organizaciones, es patético, porque se prefiere siempre lo foráneo a lo propio, cuando hay artesanía, y muy buena, que podría reemplazar fácilmente y económicamente es más conveniente a lo que se importa. Este es el caso, por ejemplo, de mochilas que se habría importado por parte de alcaldías, cuando artesanos nuestros pueden fabricarlas con menor costo, con mejor calidad y utilizando material netamente boliviano.
Sin retroceder muchas décadas, cabe señalar que las labores de confeccionar ropa interior y uniformes para el ejército y la policía era encomendado a personas particulares, especialmente mujeres, para que, sobre la base de moldes y medidas correspondientes, puedan coser o “costurar” esas prendas, fijándoles un pago por cada pieza; el trabajo resultó excelente y, sobre todo, proveía de trabajo o empleo casi permanentemente a miles de personas; pero por conveniencias e intereses creados se determinó que “todo se haga fuera del país”. Jamás se dio una explicación sobre las causas que determinaron semejante cambio que ha perjudicado seriamente a la economía nacional y ha privado de seguro empleo a miles de personas.
Se habla mucho de la “ropa usada” importada legalmente y por la vía del contrabando, de varios países del continente, de Europa y Asia; se lo hace con el uso de muchas divisas; pero nadie hace referencia a que estos mismos productos podrían ser producidos por la industria nacional que cuenta con obreros y trabajadores que tienen condiciones excelentes para confeccionar prendas de vestir, mochilas y otros materiales necesarios para la población. ¿Qué nos pasa que demostramos poco interés por lo nuestro? ¿Por qué debemos preferir lo foráneo a lo propio que es mejor y cuyo costo es inferior y, además, evita la corrupción debido a sobreprecios, comisiones y otras gabelas?
El gobierno, por simple previsión y responsabilidad, debería poner freno a este tipo de negocios que solamente causan daños al país y privan de fuentes de empleo a mucha gente que está desesperada por conseguir formas y medios para el sustento diario y de sus familias. No cabe hablar de discriminación cuando desde el mismo gobierno se discrimina a los bolivianos privándoles de fuentes seguras de trabajo.
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