Con anticipación de casi un año se están iniciando las inquietudes políticas para las elecciones generales del próximo año, es de esperar que sea con gran apertura democrática y con el ánimo de que la consulta se la efectúe para hacer una buena selección de candidatos.
Hasta el presente se puede advertir que la contienda electoral estará reducida a pocos participantes, pues estarán las mismas organizaciones políticas de la experiencia anterior, pues no se han organizado nuevos partidos, aunque en las últimas semanas se advirtió alguna inquietud en este sentido.
Es decir que fueron conocidos algunos intentos para formalizar su creación, recurriendo al Tribunal Supremo Electoral (TSE) para legalizar sus planes, cumpliendo con los requisitos establecidos para estos casos, entre ellos el llenado de libros, donde tienen que figurar los afiliados que posee cada partido que quiera habilitarse con la inscripción correspondiente. En este orden, hay un mínimo que se demanda.
Al comenzar la fase primaria de los preparativos electorales, resulta pertinente sugerir que en la ciudadanía exista el propósito de intervenir en la próxima justa electoral, con la mejor predisposición patriótica, esto es que prevalezca el suficiente entusiasmo para que las campañas proselitistas sean lecciones de civismo, antes de apelar a los enconos y desprestigio de las fuerzas contendientes.
En todo caso, tendría que surgir la voluntad de imponer la pacificación ciudadana, sobre la base del respeto mutuo. Pese a las diferencias que se producen en estas eventualidades, debe prevalecer el espíritu democrático de los bolivianos.
De manera circunstancial, corresponde formular una observación. En el último tiempo, se está poniendo de manifiesto en la ciudadanía la indiferencia y apatía respecto al interés público. A menos que se promueva un escándalo, a veces por insignificancias y minucias, la inquietud popular de otros tiempos por la suerte del país está desapareciendo.
El no importismo respecto al destino nacional tiende a ser dominante, las pugnas entre departamentos se han hecho presentes, en unos casos por cuestión de derechos de ciertas riquezas naturales y, en otros, por incidentes proselitistas de poca monta.
El proceso electoral que se avecina tiene que ser la oportunidad propicia para reafirmar la unidad patria y buscar nuevos impulsos dirigidos a fortalecer la economía nacional, que actualmente está en fase declinante.
En este orden, corresponde al Gobierno estimular y fortalecer al empresariado privado, dejando de presionarlo con la imposición de impuestos cada vez más altos, en vez de más bien reducir esas cargas, considerando que es la fuente más propicia para crear fuentes de trabajo, en primer término, pero esencialmente para promover el desarrollo y crecimiento de las potencialidades del país.
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