Un inédito Arcángel Gabriel
Roma.- La primera obra pictórica de Leonardo Da Vinci es una placa en terracota datada en 1471 que representa a un joven Arcángel Gabriel y que incluso podría ser un autorretrato del genio renacentista, anunció ayer el reputado experto Ernesto Solari.
El profesor desveló “por primera vez al mundo” esta obra, propiedad de un coleccionista privado, durante un acto en la sede de la prensa extranjera en Roma: “Es al cien por cien de Leonardo, es la primera”, opinó, tras un estudio de tres años plasmado en un informe de seis mil páginas.
La pieza, custodiada en una urna y por dos agentes de seguridad, es un azulejo en terracota esmaltada (mayólica) cuadrado -20 cm de largo y ancho y 1,2 de espesor- que muestra al ángel mensajero de perfil y parte de sus alas, coronado con una gran aureola dorada.
El investigador consideró que fue realizada cuando el artista tenía entre 18 y 19 años presumiblemente en la tejería de su abuelo en la localidad toscana de Bacchereto, por lo que sería su pintura más antigua conservada.
El azulejo está firmado y datado por el propio Da Vinci pero la grafía, aunque perceptible, no es legible a simple vista por ser un garabato: “Da Vinci lionardo LDV” consta, escrita en un espacio de 2,6 centímetros y de izquierda a derecha, cuando él escribía habitualmente al revés.
Su nombre además aparece cubierto por la última de las dos capas de esmalte, lo que en opinión de Solari excluye su falsificación.
Por otro lado dijo que, a su parecer, “con muchísima probabilidad es un autorretrato de Leonardo, el primero en absoluto”, y lo comparó con el que se considera el primero que realizó, como uno de los personajes de “La Adoración de los Magos” (1481).
La grafóloga Ivana Rosa Bonfantinio se ha encargado de analizar la rúbrica “con la misma técnica que en los tribunales” y, en base a sus resultados, dijo que “podemos afirmar que es la primera firma realizada por Leonardo Da Vinci”.
Para llegar a esta conclusión ha escrutado los trazos de la firma y los ha comparado con otros escritos del polifacético genio, como los presentes en “Paisaje con río” (1473) o la que estampó en el contrato para realizar “La virgen de las rocas” (1483), entre otras.
En la investigación se ha recurrido a varios laboratorios, que han realizado una extracción para comprobar sus estratos, un estudio sobre sus pigmentos que demuestran que son compatibles con la época y una prueba de infrarrojos para leer las letras y números ocultos.
Pero también una datación por termoluminiscencia, la prueba “más importante” porque desveló que la arcilla procedía de una zona en concreto, en el área de Montelupo, cerca de Florencia (centro), dada la pobreza en cuarzo de su barro, ya constatada por los etruscos.
El azulejo es un pedazo de historia que representa la importancia que el Arcángel tenía en la época, “una auténtica estrella”, y ha pasado de generación en generación en la ilustre familia de los Fenice di Ravello, sus propietarios.
Solari celebró que se han “reconstruido 500 años de historia”, desde que los Fenice obtuvieron “en donación” en 1499 la obra de Juana de Aragón y duquesa de Amalfi, mandada asesinar por su hermano el cardenal Luis de Aragón en 1510 por su romance con un mayordomo.
Se cree que la duquesa, nieta de Fernando I de Nápoles, pudo haber recibido la pieza directamente de Leonardo como regalo por el nacimiento de su hijo, Alfonso II Piccolomini, durante un viaje de este al sur.
En cualquier caso, en esta reconstrucción de la historia, el experto reconoció que hay “un pequeño vacío de veinte años”.
“¿Cómo hizo la duquesa para tenerla? Aquí se abre una historia verdaderamente de escalofríos (...) Se abre una puerta llena de incógnitas y misterios. Se podría escribir una novela negra”, dijo.
Solari aportó sus pruebas para certificar la veracidad de la obra pero refirió que “el debate ahora está abierto”, por lo que pidió a aquellos que “tengan una duda” al respecto que se la hagan llegar para mostrar sus documentos, aunque evitando “polémicas gratuitas”.
Convencido del tesoro hallado, el profesor recordó que su valor ni siquiera es estimable, por lo que invitó a Italia a comprarlo para que no acabe “en un cajón” de sus legítimos y nobles dueños.
“Espero que el Estado italiano la compre. Ya hemos perdido ‘La Gioconda’, no podemos perder también esta”, reivindicó, aludiendo al fascinante retrato de la Mona Lisa, adquirido por el rey Francisco I de Francia a principios del siglo XVI y propiedad de Francia, donde, por cierto, falleció el genio en 1519. (EFE)
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