“El mandatario boliviano, Evo Morales, estrenará un nuevo palacio presidencial, de 28 pisos, que incluye un helipuerto, una suite con jacuzzi, sala de masajes, gimnasio, el que ha costado poco más de 34 millones de dólares a la nación más pobre de Sudamérica”, dice una nota publicada en el periódico chileno El Mercurio sobre la construcción del nuevo edificio que debió ser inaugurado ayer. Funcionarios de Gobierno reaccionaron molestos.
La nota fue publicada por la agencia internacional de noticias The Associated Press (AP) y El Mercurio entre otros.
“El rascacielos sobresale entre las pocas casonas coloniales que quedan en el centro histórico de La Paz, detrás del actual palacio colonial que cobijó a los presidentes desde fines del siglo XIX. Las palomas vuelan por debajo del piso 26, adonde Morales mudará su despacho y desde cuyos ventanales blindados se ven de fondo los barrios pobres apiñados en las laderas que circundan la ciudad.
Bautizada como “Casa del Pueblo”, diversos sectores han cuestionado el despilfarro y la oposición prefiere llamarla “palacio de Evo”. “Es una expresión de irresponsabilidad frente a la contracción económica y de desubicación con la realidad del país”, dijo a AP el analista y escritor José Rafael Vilar.
Agregó que “no es novedad que líderes populistas y caudillistas necesiten perpetuarse en monumentos faraónicos, en su deseo de magnificarse y eternizarse”.
Nacido en una choza de adobe, sin agua ni electricidad, el primer Presidente indígena de Bolivia ascendió al poder en 2006, como una fuerza renovadora tras el derrumbe de los partidos tradicionales, en medio de escándalos y corrupción.
Pero luego de más de 12 años en el poder esos mismos males están minando la popularidad de Morales, a un año y medio de las elecciones, según analistas y encuestas recientes.
“No es un lujo; es para servir mejor al pueblo. El actual palacio me parecía una ratonera”, dijo Morales en 2014, cuando inició la construcción.
El año pasado, el mandatario inauguró un museo que recoge su propio legado en su aldea natal de Orinoca. “La suntuosa edificación desentona entre las casas pobres del altiplano árido en el occidente del país”, dice parte de la nota periodística además de reflejar el punto de vista de políticos y autoridades bolivianas que protestaron por el despilfarro de dinero público y la construcción del bloque que rompe la armonía del casco histórico de La Paz.
En ese marco, la ministra de Comunicación, Gisela López, reaccionó molesta ante la publicación que atribuye solo a El Mercurio de Chile.
“El diario conservador chileno El Mercurio amplifica en su portada la campaña política de mentiras destinada a desprestigiar y desestabilizar al gobierno de Bolivia a través de notas sesgadas contra la construcción de la Casa Grande del Pueblo”, escribió López en su cuenta de Twitter.
En otra publicación exigió que este medio chileno “se retracte y deje de mentir”.
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