Durante casi una década, la comunidad internacional y los gobiernos nacionales han llevado a cabo esfuerzos conjuntos para aumentar la inclusión financiera, creando un sistema financiero que funcione para todos y abra las puertas a una mayor estabilidad y un progreso equitativo, lo cual ha sido difícil, reflexiona Queen Máxima y Jim Yong Kim, en el bloque del Banco Mundial (BM).
“El mes pasado supimos que hemos logrado un progreso significativo y constante, lo cual es un motivo real de celebración. Según la base de datos Global Findex, (i) más de 500 millones de personas abrieron una cuenta de transacciones en los últimos tres años, gracias a varios factores como la tecnología, la inversión privada, reformas de políticas y el apoyo de la comunidad internacional. Desde 2011, el porcentaje de adultos que son titulares de cuentas formales aumentó del 51% al 69%, y 1200 millones de personas más tuvieron acceso a servicios financieros”, señalan.
Global Findex ha ayudado a los gobiernos nacionales y los organismos de desarrollo a comprender cómo las personas usan sus cuentas, dónde existen brechas y de qué manera orientar las intervenciones.
La información contenida en dicha base de datos es fundamental para la iniciativa sobre el acceso universal a servicios financieros para 2020 (i) del Grupo Banco Mundial, un compromiso mundial para asegurar que todos los adultos tengan acceso a una cuenta a más tardar en 2020. Desde que anunciamos la iniciativa en 2013, el Grupo Banco Mundial ha trabajado con más de 30 asociados de todo el sector financiero para lograr este importante objetivo. El Grupo Banco Mundial también ha conseguido avances en su compromiso de ayudar a 1.000 millones de personas a convertirse en titulares de cuentas antes de fines de 2020.
HAY QUE AVANZAR DEL ACCESO AL USO
Pero con el acceso no basta. Lo que importa es si las personas usan los servicios financieros y cómo lo hacen. El sentido de la inclusión financiera, después de todo, no es solo que las personas posean una cuenta, sino que la utilicen para salir de la pobreza, recuperarse de dificultades financieras y mejorar su bienestar.
La última edición de Findex nos muestra el impacto de la tecnología digital tanto en materia de acceso como de uso de los servicios financieros. El ejemplo sobre el dinero móvil en Kenya es bien sabido: hoy, más del 70% de los kenianos usa sus teléfonos móviles para realizar transacciones desde sus cuentas de dinero móvil. En Mongolia, la titularidad de cuentas de dinero móvil aumentó de menos del 5 % a alrededor del 20%.
El auge de las tecnologías financieras, en particular los pagos por internet, es el segundo avance que se puede destacar.
RICOS Y POBRES
Los nuevos datos de Findex también transmiten un mensaje de advertencia. “Nuestros avances hasta ahora han sido desiguales: las mujeres, los pobres y las personas que no participan en la fuerza laboral están quedando rezagados”, sostienen.
A pesar del progreso en general, la desigualdad entre los ricos y los pobres sigue siendo tan amplia como cuando comenzamos a medirla en 2011.
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