Lago Titicaca
• Investigaciones confirmaron que existe una “diversidad de bacterias” listas para expandirse, dependiendo de los niveles de contaminantes en el agua del lago menor • Las aguas que portan descargas orgánicas y que entran en contacto con los humanos, pueden ocasionar fuertes infecciones digestivas en niños y ancianos
El desastre ambiental no es reciente, se inició en 2001, cuando se registraron lluvias muy intensas que ocasionaron crecidas en los ríos Pallina y Katari que arrastraron grandes cantidades de residuos a la bahía Cohana. Ahora, después de 17 años, una contaminación microbiológica permanece entre las aguas del lago Titicaca que puede afectar la salud de los habitantes.
A ello se suman las descargas orgánicas que ingresan al lago menor por la bahía Cohana, llegan con bacterias que alteran el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos y disminuyen las concentraciones de oxígeno disuelto, ocasionando también la pérdida del hábitat de diferentes especies acuáticas.
“Los jóvenes originarios de la bahía Cohana hace años aún desconocían y no entendían la problemática ambiental que afecta a su territorio a causa de las actividades antropogénicas –actividades humanas– que ponen en riesgo a los habitantes del sector”, dijo el exdirigente de Cohana, Oscar Mendoza.
Se arriesga también el único sustento: la ganadería, afirmó Mendoza, además de confirmar que los ecosistemas fueron alterados hace años, junto con el hábitat de las especies de la fauna acuática, “por eso no hay pesca en gran parte del lago menor del Titicaca”.
Frente a la problemática ambiental, muchos comunarios de la propia bahía Cohana, por donde ingresan miles de litros de aguas residuales cada segundo, pretenden asumir que “el lago no está afectado y que el desequilibio químico de sus aguas no se constituyen en riesgo alguno para los pobladores”.
Sin embargo, es otra la realidad, como lo confirmaron las investigaciones expuestas en el coloquio internacional “El Lago Titicaca: Un solo lago con dos países” que se realizó en La Paz, donde se confirmó que existe una “diversidad de bacterias” listas para expandirse, dependiendo de los niveles de contaminantes en el agua del lago menor.
RÍOS CONTAMINADOS
Al revisar la auditoría ambiental sobre la contaminación en la Cuenca del río Katari y la bahía Cohana realizada por la Contraloría General del Estado, se especificó en su evaluación que las nacientes del río Seke –por ejemplo– presentan aguas de calidad media, pero en su curso por la zona urbana en la ciudad de El Alto empeoran por las descargas de aguas residuales domésticas con elevadas concentraciones de materia orgánica que dificultan su autodepuración.
A ello se suman los pasivos ambientales de Milluni y los lixiviados (materia orgánica presente en los residuos sólidos urbanos que al degradarse forman un líquido contaminante, de color negro y de olor muy penetrante) que se originan en el botadero de Villa Ingenio en El Alto.
El río Seco que también atraviesa por el municipio alteño se encuentra más afectado que el Seke, debido a las descargas de aguas residuales industriales y domesticas de los ríos embovedados Kantutani –todos de Alto Lima–.
También del río Hernani que transporta descargas de mataderos y curtiembres, empeorando notoriamente su calidad, además aguas abajo el río Seco recibe también aguas residuales de la Planta de Tratamiento de Puchucollo que no cumple con su función de depuración de aguas servidas.
Otra de las corrientes, es el río Pallina que confluye con el Seco y Seke, también es afectado por la calidad de estos cuerpos de agua, así también por el vertido de aguas crudas de Viacha.
Según la auditoría ambiental de la cuenca del Titicaca, el río Katari al confluir con el Pallina eleva su caudal pero con una corriente muy contaminada que continúa alimentándose con otras pequeñas corrientes en su cuenca, hasta desembocar en la bahía Cohana donde deposita los residuos sólidos con aguas contaminadas, de manera inevitable y con un daño al medio ambiente irreversible.
En Pampa Cohana algunos de los habitantes que no quieren ser identificados, reiteran de forma recurrente: “¡estamos bien!”, como contradiciendo lo que se registra, tratando de evitar la realidad por la que atraviesan.
Las aguas que portan descargas orgánicas y que entran en contacto con los humanos, pueden ocasionar fuertes infecciones digestivas en la población, principalmente en niños y ancianos.
“Tememos que brote una enfermedad irremediable para nuestras familias por la contaminación”, dijo el exdirigente de la Central Agraria de Cohana.
PRESENCIA DE BACTERIAS
“Lo primero que se incrementa en las áreas contaminadas por descargas orgánicas son bacterias, en principio aeróbicas y cuando se agota el oxígeno disuelto, en el fondo surgen las anaeróbicas”, remarcó el responsable de la Unidad de Limnología del Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Rubén Marín.
Detalló que las partículas finas de la contaminación microbiológica ingresan como en un depósito al interior de la bahía, disminuyendo las áreas de desove de las especies piscícolas nativas, además de arriesgar la salud de los habitantes del sector lacustre.
Por su parte, el lanchero de la isla Suriqui, Leonardo Esteban insistió sobre la necesidad que existe de informar a la población para cuidarse de las aguas contaminadas.
“Los comunarios no entienden sobre las bacterias y su proceso de proliferación en el lago”, aseveró el lanchero al solicitar la debida información educativa en cada una de las comunidades del lago menor del Titicaca.
Las variaciones registradas en el nivel del espejo de agua del Titicaca son más evidentes en el lago Menor o Wiñaymarka (Pueblo Eterno) en relación al lago Mayor o Chucuito, por su baja profundidad y porque las épocas de altas precipitaciones pluviales y los periodos secos, ocasionan el aumento y reducción en extremo de su superficie.
Estos cambios provocaron su desaparición hace más de 10 mil años, pero actualmente nada impide el ingreso de las bacterias con las descargas orgánicas, que ocasionan que el lago menor del sector Boliviano se convierta en un depósito de microorganismos que están a espera de proliferarse dependiendo de los niveles de contaminación de las aguas del lago sagrado, arriesgando la salud de los pobladores.
Por Edwin Conde Villarreal
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