Buscando la verdad
La visita del presidente Evo Morales a la República Popular China -a la luz de la Declaración Conjunta emitida el 19 de junio de 2018 con su homólogo chino, el presidente Xi Jinping- da cuenta de la voluntad de ambos países por avanzar a hacia una Asociación Estratégica profundizando la relación bilateral que de forma creciente se viene dando ya en los campos político, económico, comercial y cultural.
Desde el punto de vista del desarrollo productivo y exportador del país, resulta importante destacar el reconocimiento explícito que hace la Declaración Conjunta sobre “la necesidad de impulsar el crecimiento equilibrado y estable del comercio bilateral”, siendo que el crónico déficit con la China sólo en el último quinquenio sumó 6.433 millones de dólares, al haber pasado a convertirse en nuestro primer proveedor superando al Brasil, EEUU y Japón. Y para muestra basta un botón: en el 2017 la compra de 4.233 productos chinos implicó un gasto de 2.027 millones de dólares para Bolivia frente a los 401 millones que recibimos al vender 48 bienes a ese país.
De ahí la importancia que los trabajos técnicos que se han venido dando desde el 2017 puedan concluir satisfactoriamente -a la brevedad posible- a fin de contar con las autorizaciones para poder exportar carne de res así como de soya y sus derivados, tal como se consiguió ya para el café, la quinua, el sésamo y la castaña de origen boliviano.
La China se ha comprometido, además, a brindar facilidades para la entrada de productos nacionales a su mercado, seguramente en el interés de disminuir el profundo desequilibrio comercial ya comentado, disparidad que -en beneficio de la propia relación comercial bilateral- no debería continuar profundizándose indefinidamente.
De consumarse la autorización del país asiático para poder exportar soya y derivados, así como carne de res, las posibilidades de venta a la China serán extraordinarias, con los consecuentes beneficios que de ello derivarán en cuanto a la generación de empleos y las inversiones que se producirán en Bolivia al tener asegurado, tan voraz megamercado.
Y es que, cuando Gobierno y empresarios salen juntos a conquistar mercados externos, la consecuencia es… ¡el éxito! Si el gobierno abre oportunidades para que el productor haga lo que sabe hacer -invertir, producir para abastecer el mercado interno y generar excedentes para exportar- el resultado natural será más crecimiento económico, una mayor recaudación para el Estado y más empleos dignos para los ciudadanos.
El autor es Economista y Magíster en Comercio Internacional.
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