Migración china trajo “malas costumbres”

La cantidad de ciudadanos chinos que decidieron residir en el país se ha incrementado casi nueve veces, en cuatro años. De 805 en 2014 a 7.160 al 2018, según datos proporcionados a medios escritos por la Dirección General de Migración. La misma fuente oficial estimó que el número de personas de ese país que vive legalmente en Bolivia se estaría aproximando a los 10 mil, al no contarse con quienes de manera ilegal ingresan por fronteras poco controladas. Congresistas de oposición consideran que se estaría llegando a 25 mil.

La cultura china si bien tiene tradición de sabiduría y templanza, también practica “malas costumbres”, que en occidente son deploradas, como el Festival de Yulín, que se está celebrando desde el 21 de este mes y concluirá mañana. Esta festividad tiene la sádica costumbre de martirizar y matar perros para comerlos.

Hace unas semanas atrás, usuarios de Facebook convocaron a la “Gran marcha mundial por el fin del Festival de Yulin”, en la certeza que esta horrorosa ceremonia es replicada en nuestro país. La matanza de animales podría ser disimulada, porque en Bolivia el biocidio es delito que lleva a la cárcel. Lo mismo que el tráfico de morfología y partes de animales, como los colmillos de jaguar; contravención que sí fue comprobada que cometen los chinos en Bolivia y aunque hubo intentos de sanción, sigue ocurriendo.

También se atenta contra el medioambiente al explotar oro ilegalmente en el norte de nuestra geografía, el Illimani y sus alrededores.

Asimismo, se teme que el dominio cunda, cuando se comprueba con mayor frecuencia el maltrato de estos extranjeros a obreros bolivianos, que los ocupan en diferentes actividades productivas en las que operan como jefes, al haberse adjudicado a empresas de su país muchas obras y licitaciones públicas del país.

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