Bienal de Arte Sonoro en el país

La tercera edición de la Bienal de Arte Sonoro de Bolivia comenzará la próxima semana con la presentación de una obra inédita del artista español Víctor Mazón que cuestiona los límites de la percepción a través de la luz y el sonido.

La obra fue encargada a Mazón para que se presente por primera vez en la inauguración del festival, prevista para el martes 3 de julio, según un comunicado de prensa de la Bienal.

Para realizar esta pieza, el español hizo una investigación que involucra a personas sordas y productores de instrumentos no convencionales, entre otros.

El evento fue presentado en esta jornada en La Paz por la directora de la Bienal, Guely Morató; la embajadora de España en funciones, María Pérez; el secretario municipal de Culturas, Andrés Zaratti; el viceministro de Turismo, Ricardo Cox, y una representante de la embajada suiza, Mischa Joubert.

En la tercera edición de este festival participarán creadores e investigadores de Alemania, Chile, Canadá, Argentina, España y Bolivia que experimentarán con el sonido de distintas maneras para ofrecer una propuesta innovadora al público.

La agenda de la Bienal incluye diversas actividades hasta el 27 de julio, entre ellas, instalaciones, conciertos, debates, talleres e intervenciones urbanas de manera gratuita en las ciudades de La Paz, El Alto, Santa Cruz, Cochabamba y Tarija.

Además, este año el festival apostó por realizar el primer programa de residencias de creación a nivel nacional y el resultado de esta experiencia se presentará en cuatro galerías móviles en La Paz.

Entre las actividades más destacadas está la presentación de una pieza de los artistas Pablo Mansilla, de Bolivia, y Rodrigo Ríos, de Chile, que fue realizada a partir de una investigación sobre el tacto y el sonido en personas ciegas y de baja visión.

El canadiense Thomas Begin se presentará en la Cinemateca Boliviana con diez objetos sonoros que han sido desarrollados por estudiantes de la escuela Casataller.

Según información de EFE, el festival es financiado por la Embajada Suiza en Bolivia y cuenta con el auspicio del Centro Cultural de España en La Paz, el Ministerio de Culturas, las alcaldías de La Paz y Tarija y la empresa estatal Mi Teleférico, entre otros.