La España del sufrimiento interminable, que enterró su brillantez desde el terremoto interno que le dejó sin seleccionador a dos días del estreno, se despidió del Mundial 2018 con un castigo a la especulación y con la mala fortuna de su pasado en la tanda de penaltis final, tras caer en la maldición del anfitrión frente a Rusia. Empataron a un gol en el tiempo reglamentario y en el alargue. Los anfitriones ganaron por 4-3, desde el punto penal.
Instalada en una imagen alejada de la brillantez que le condujo a la gran cita de Rusia, España se despidió del Mundial sin mostrar su potencial. Con un dominio sin pegada en un duelo en el que especuló ante un rival inferior en calidad que encomendó todo a la tanda final. Los fallos de Koke y Aspas más la ausencia de una intervención de De Gea impulsaron el triste final de la leyenda Iniesta.