CONSEJOS
Alicia Marín
Comer sin hambre, comer por ansiedad… a eso es a lo que llamamos hambre emocional. El hambre emocional surge de forma repentina y pide al organismo satisfacer esa “necesidad” con un alimento específico, que por lo general está asociado a dulces, patatas fritas, chucherías o comida rápida, en definitiva, a alimentos ricos en hidratos de carbono y en grasas. Precisamente esta sensación de hambre súbita por alimentos calóricos y poco saludables es para muchas personas muy difícil de controlar, lo que ocasiona que les resulte misión imposible adelgazar, alcanzar su peso ideal y mantenerlo. Pero… ¿por qué se llega a sentir esa necesidad de comer de golpe? ¿Cómo se puede combatir el hambre emocional?
Desde Grupo Laberinto nos explican qué es exactamente el hambre emocional y cómo ganarle la batalla, para que luzcas un físico sano y atractivo en cualquier época del año:
1. El hambre emocional nace como respuesta al malestar emocional y en vez de investigar qué es lo que nos afecta, se entierra, “se esconde”, comiendo. Lo interesante, además de poner freno a los excesos gastronómicos y regularlos, es investigar en solitario o con ayuda profesional qué nos está pasando, ponerle remedio si es posible y si no lo es asumirlo y tratar de superarlo.
2. Mantener la mente ocupada es uno de los mejores trucos. Distraer la mente con cualquier actividad sencilla, como leer, pintar o trabajar, nos ayudará a superar esos momentos de ansiedad repentina.
3. Hacer deporte es fundamental cuando se pretende llevar un estilo de vida saludable, mental y físico. En el caso del hambre emocional, practicar ejercicio físico es un hábito muy recomendable para conseguir reducir la ansiedad y vivir de una forma más optimista. Los expertos recomiendan 40 minutos de ejercicio cardiovascular al día para vivir libres de ansiedad.
4. Las propuestas de investigación y práctica del mindfulness (práctica de la meditación) tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas mediante sus prácticas, haciendo que éstas logren que sus días sean más plenos, equilibrados y felices. De esta manera el estrés y la ansiedad disminuirán y, con ellos, el hambre emocional.
5. La leche es un alimento que ayuda a aplacar el apetito. Beber medio vaso de leche antes de irse a la cama o entre las comidas puede ser de gran ayuda para evitar el hambre emocional.
6. Comer queso fresco o yogur desnatado son dos grandes aliados para luchar contra el hambre emocional. Estos alimentos, además de aportar nutrientes, son bajos en calorías.
7. El agua, sola o con limón, naranja o un toque de fruta es sano, refrescante y sencillamente delicioso. Ocupan espacio en el estómago y entretienen.
8. Las infusiones sin cafeína ni teína, como el rooibos (té rojo), son grandes aliadas para calmar la ansiedad y dormir el apetito.
9. Evita abusar del café, del té y refrescos de cola. Tampoco fumes. Utilizar estos estimulantes para engañar el hambre es del todo contraproducente, puesto que todos ellos son poderosos ansiógenos que a corto plazo te harán sentir peor.
10. Una buena costumbre para evitar el picoteo es hacer pequeñas comidas al día, para calmar el hambre y mantener el metabolismo activo. En este caso el truco está en las proteínas; si esas pequeñas comidas contienen una buena dosis proteica estamos ante la dieta perfecta.
11. Por último, evita el azúcar. El hambre emocional está muy relacionada con el consumo de alimentos azucarados y opta por versiones más saludables de snack.
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