Tiene 117 años y toca charango
Constantino Rojas Burgos
Sentada en el patio de la casa, debajo de un árbol de higo, rodeada de perritos pequeños, una mesita vetusta de madera, ahí transcurre la vida tranquila y apacible de doña Julia Flores Colque, considerada como la mujer más veterana en el país. El 26 de octubre próximo cumplirá 118 años de vida. Su sobrina Agustina Berna de 65 años de edad que tiene a su cargo el cuidado de su tía, señala que doña Julia vive en Sacaba durante muchos años y no sabe precisar el tiempo.
Doña Agustina recuerda que cuando tenía 20 años, su mamá —hermana de doña Julia— en Japo, un poblado en el Norte de Potosí, le había recomendado buscar a su tía, no sabían dónde se encontraba, pero el encargo fue de cuidarla y de enterrarla cuando muera. Ahora junto a su esposo Pablo Lucas de 81 años y sus hijos Moisés, Guillermo y Rosa se ocupan de satisfacer las necesidades de doña Julia que no resulta ser una “carga” —como otros ancianos— que hay destinarles tiempo y atención permanente.
Doña Julia Flores Colque nació el año 1900 en Japo, un poblado cercano al municipio de San Pedro de Buena Vista en la provincia Charcas del departamento de Potosí, donde sus habitantes se dedican a la producción agrícola, a la cría de ovejas, cerdos y de ganado vacuno. Su relación comercial se realiza en los pueblos de Toro Toro, Sacaca, Acasio y Llallagua, centro comercial importante para los campesinos del Norte de Potosí.
Cumplir 118 años de vida no parece ser una dificultad para doña Julia, soltera, sin hijos y sin familiares muy próximos. Según la sobrina camina en la casa, se mueve trechos cortos sin ayuda. Utilizan silla de ruedas para llevarla al pueblo —en Sacaba— para que pueda distraerse, pasar el tiempo” y satisfacer sus antojos y recibir el cariño y el aprecio de la gente que la conoce.
¿Dónde está el secreto para vivir 118 años y no sentir ninguna dolencia corporal? Según la sobrina, doña Julia come chuño, papa, zapallo, verduras, rechaza el arroz y el fideo, le gusta comer un pedazo de carne, además de tomar refrescos de cebada, consumir pito, tomar leche acompañado de algo espeso.
“Mi tía es bien tranquila no le duele nada”, asegura Agustina, sin embargo, doña Julia hace ademanes de tener dolor en la nuca y los hombros, pero que en general se siente bien y que no hay necesidad ni de buscar al médico, “no se enferma con nada ni con gripe” afirma Doña Agustina.
Doña Julia tiene el hábito de levantarse a las 05.00 de la mañana y duerme a las 24.00 horas, se levanta y come plátano con pan, siempre tiene disponible Coca Cola con pan —su vicio preferido asegura la sobrina—. A veces, se levanta a las 02.00 – 03.00 de la mañana y no necesita que alguien le atienda. Puede moverse sola y satisfacer sus necesidades de comida. La sobrina se encarga de preparar la comida que le gusta y deja que ella se sirva a la hora que le apetece.
Doña Julia se siente feliz, sonríe y balbucea unas tonadas del Norte de Potosí acompañado de su charango que interpreta con emoción y sentimiento. Su charango es parte del entretenimiento y de la ocupación del tiempo libre que le queda en el día, incluso pide aplausos cuando termina de interpretar una canción.
Las autoridades del Gobierno Autónomo Municipal de Sacaba, según la sobrina, están pendientes de colaborar con doña Julia, que el 26 de octubre cumplirá 118 años, siendo la mujer más longeva en Bolivia. Una anciana de pequeña estatura de cabello blanco abundante, la cara arrugada por los años nos muestra los signos de la larga vida que solo ella sabe cómo ha transcurrido en el tiempo.
En abril del presente año, murió la persona considerada como la más anciana del mundo en ese momento, una japonesa de 117 años, Nabi Tajima. Falleció de vieja en un hospital la noche del sábado en la ciudad de Kikai, en el sur de Japón, informó la agencia AP. (Rimaypampa)
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