El seleccionado de los “Tres Leones” se impuso ayer a Suecia y la dejó fuera de la Copa del Mundo Rusia 2018.
Dos goles de Harry Maguire y Dele Alli sirvieron para que, veintiocho años después, Inglaterra vuelva a jugar una semifinal de un Mundial de fútbol, tras derrotar ayer en partido de cuartos a Suecia (0-2), en Samara, donde el equipo de los “Tres Leones” se reencontró con su historia.
Inglaterra, campeona del mundo en 1966, casi siempre candidata a todo y acreedora a nada, ha vuelto, quizá en el momento menos esperado, con un equipo muy joven e inexperto, a la elite del fútbol mundial. Y el próximo miércoles jugará, en el estadio Luzhniki de Moscú, el mismo que albergará el partido decisivo, el 15 de julio, la semifinal contra Croacia.
El fútbol vuelve a casa (“Football’s coming home”). Tal y como rezaba el himno de la Eurocopa del 96, que Inglaterra organizó con el exiguo botín de una semifinal en la que cayó ante Alemania, en los penaltis. En la que el lanzamiento decisivo lo falló su actual seleccionador, Gareth Southgate, absolutamente redimido de ese error con lo que ya ha alcanzado, merced a un grupo con margen de mejora.
Sin practicar un fútbol espectacular, doblegó a la sobria y compacta Suecia; pasó a la semifinal y desencadenó el delirio en Inglaterra, donde la cerveza fluye en ‘pubs’ cuyas televisiones repetirán una y mil veces las imágenes en blanco y negro de Bobby Moore alzando, hace 52 años, el trofeo Jules Rimet, en Wembley.
Fue Kane, faro del Tottenham de Mauricio Pochettino, el que lanzó el primer (tímido) aviso, en el 18, con un tiro que salió por la derecha de la portería de Olsen. En un primer acto poco espectacular en el que Inglaterra fue la que más propuso, para adelantarse a la media hora, gracias a un gran testarazo del ‘gigante’ Maguire (1,93 metros) que les hizo probar de su propio jarabe de juego aéreo a los suecos, tras un córner desde la izquierda lanzado por Young.
Suecia apenas aportó un centro-chut desde la izquierda de Forsberg, su jugador más creativo, en el 42, poco antes de que Sterling, en tres ocasiones -una de ellas invalidada por fuera de juego- pusiese en jaque a la zaga nórdica. En la más clara, Olsen metió una mano de oro, poco después de que fuese Lindelöf el que desbaratara la acción del atacante del Manchester City.
Lindelöf, que juega desde el pasado curso en el otro equipo de Manchester, el United, nació el mismo día en el que la ‘pentacampeona’ Brasil festejaba el cuarto titulo, tras los penaltis y ante Italia, en el Mundial de Estados Unidos de 1994. En el que Suecia, finalista en casa en 1958, celebró su mejor resultado desde entonces en este torneo, al acabar en una meritoria tercera plaza. Exactamente 24 años después de Olsen.
Pero lejos de echarse atrás y dedicarse a especular, Inglaterra, que había jugado su última semifinal en el Mundial de Italia’90, no pretendía cederle el privilegio de acceder al penúltimo partido a su rival. Un perfecto centro de Lingard, en el 59, sirvió para que Dele Alli, de nuevo de cabeza, batiese por segunda vez a Olsen, cerrando el lance.
EFE
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