Cuando S.E. manifiesta en tono airado que referirse a sus viáticos es producto de la mezquindad de los integrantes de la derecha boliviana, no queda más que llegar a la penosa conclusión de que S.E. no sabe lo que significa el término “viático”. Pareciera que él se siente ofendido porque viático significaría, según piensa, un sobresueldo que se le paga o un ingreso económico extra, irregular, por cada viaje que realiza al exterior.
Nada de eso. Todos los mandatarios y los altos funcionarios del Estado, cuando viajan, reciben, además de los pasajes, los correspondientes viáticos para costearse su alojamiento, alimentación, transporte y gastos de representación para la retribución de atenciones. S.E. está muchas veces invitado con cama y rancho por algunos gobiernos cuando se trata de visitas oficiales, pero como sus visitas oficiales son pocas, y su gazuza por ir a todas partes dentro y fuera del país, abunda, entonces, sin plata, tendría que quedarse a dormir dentro de su avión.
Decíamos que todos los funcionarios del Estado reciben viáticos cuando se desplazan por una gestión oficial. Esos viáticos tienen una escala de acuerdo al rango de cada persona, cuidando de que quienes viajan a negociar temas de interés no deban alojarse en pocilgas ni alimentarse en mercados. Debe existir un mínimo de dignidad para que los anfitriones no se burlen. No obstante, una gran parte de los funcionarios reciben viáticos y se los guardan. Se alojan en casas de amigos, comen en cualquier boliche, y no retribuyen a nadie. Pero regresan con algunos dolarcitos ahorrados, lo que está penado por ley, debido a que todos deben descargar sus gastos ante la Contraloría. Ese es un cuento de pobretones, algo que siempre ha sucedido.
Pero volvemos a S.E. y pensamos que él se ofende cuando se habla de viáticos porque no sabe de qué se trata. Y no sabe, simplemente, porque él está fuera de toda escala en la categoría de los funcionarios públicos. A S.E. ciertamente no se le dan viáticos ni gastos de representación, sino que simplemente se le asignan los recursos suficientes, lo que, desde luego, no serán cuatro reales. Así como S.E. suprimió los “gastos reservados” en una muestra demagógica de austeridad, tiene a su disposición ingentes cantidades de recursos del Ministerio de la Presidencia, y no le deben dar viáticos porque tiene lo que necesite para gastar. Es dueño de la plata de Bolivia.
S.E. se desplaza todos los días a algún lugar del país para entregar obras y hacer proselitismo político. Para eso no va a tramitar viáticos porque aquello sale de la caja chica del Palacio (otrora “gastos reservados”). Pero que no venga a contarnos que viaja como un “huérfano”. No somos tan imbéciles ni tan desinformados como para tragarnos el bulo de que solo se desplaza al exterior con un edecán y un guardaespaldas. S.E. siempre viaja acompañado de ministros. Según los medios, en su último viaje al Vaticano (no sabemos cómo fue en Rusia y China) lo acompañaron los ministros Huanacuni y Arce Zaconeta, la viceministra Almendras, y los embajadores Rodríguez Veltzé y Ramiro Tapia. Esos funcionarios han tenido que viajar con viáticos porque, de lo contrario, hubieran tenido que dormir y comer “mangueando” a S.E.
Así que no eche la culpa a políticos mezquinos ni a la derecha por reclamar de tanto gasto en viajes. S.E. es el campeón mundial en viajar, goza cuando está en el aire, al extremo que nadie sabe a qué hora se sienta a gobernar. Ya se especula que su presencia en el Palacio es simplemente figurativa y que quienes gobiernan son otros, aquellos que redactan los “twiters” en español e inglés.
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