Los primores de La Paz

La ciudad de La Paz tiene bastante originalidad, por lo que mucho de ello le concede hermosura, pues cuenta con múltiples primores que no tienen otras similares en el mundo. Puede que no sea por su extensión u otras motivaciones para adquirir una presunción de tal naturaleza, pero posee otras que le resultan únicas.

Después de conocer múltiples ciudades en casi los cinco continentes, efectivamente muchas tienen aprecio, reconocimiento y admiración por las peculiaridades que ostenta cada una de ellas. Empero, algo parecido a la ciudad de La Paz, que además implícitamente ejerce la condición de ser la capital del país, por ser la sede de los poderes ejecutivo y legislativo, cuyas facultades son decisorias, no existe en el mundo.

A manera de justificar lo antes expuesto, habrá que contabilizar que tiene vigía y decorado natural único, al contar al fondo de su espacio nada menos que con uno de los mayores y bellos nevados del mundo, como es nuestro querido Illimani.

Aparte de ello, tal como se la ha identificado desde que la ocuparon los conquistadores españoles, es una hondonada única, porque efectivamente es tal, pero en sus contornos posee una topografía de encanto y admiración. Estos son los cerros que rodean a la ciudad, con distintas alturas, colores y formatos.

Es poco menos como que un artista plástico hubiera creado una obra novedosa y si se quiere caprichosa, pero al ver su conjunto se encuentra panoramas diferentes y, por tanto, compitiendo entre ellos para ser los más vistosos e incluso admirados.

La altura en la que se encuentra, 3.600 metros sobre el nivel del océano Pacífico, a pesar de que puede ser una aparente adversidad, le otorga una singularidad que no tiene paralelo. A sus habitantes, en su gran mayoría, no les afecta en la salud y menos en sus quehaceres diarios.

En cambio, al estar rodeada de montañas, varias de ellas con vegetación, a medida que se la recorre a pie o en vehículos motorizado, los impactos van cambiando, porque aquellas tienen sus diferencias y, por tanto, causan variedad de sensaciones. De manera que no es una ciudad monótona, como sucede con las que son planas y no tienen variantes en sus panoramas.

Sus vías urbanas tienen, a la vez, diferencias significativas. En unos casos pueden ser de bajadas y en otras de subidas. En casos puede que sea algo que incomoda o molesta, pero en última instancia es lo que precisamente le otorga a La Paz mayor originalidad.

A los visitantes de otras ciudades del país o que vienen del exterior les sorprende encontrar una ciudad tan extraña y si se quiere insólita, pero, a la postre, con la experiencia de compartir todas estas sus diferencias, se encontrará que se está en una ciudad distinta, pero a la vez retadora.

A la vez, esencialmente novedosa y desafiante, no sólo en los físico sino en las reacciones emocionales que puede deparar a cada quien, acerca de lo cual es posible anotar que no debe ser similar para todos, aunque en el fondo es algo que individualmente por lo menos le es distinto y, por tanto, no pasa desapercibido.

Por todo ello, La Paz es una ciudad que sale de lo común y si se tiene capacidad para apreciar lo diferente, lo más probable es que se concluya en reconocer que cuenta con detalles que son peculiares y, por consiguiente, sorprende y si se tiene tendencia a sentir emociones. En esta ciudad encontrará algo que sorprende y le suscita a gozar de la belleza, la que principalmente es más instintiva que material.